El fuego al que fue sometido el coordinador de los diputados del Partido Acción Nacional, Jorge Aguilar Chedraui sobre un presunto desvío de 400 millones de pesos cuando estuvo al frente de la Secretaría de Salud entre el año 2011 y 2013 tiene como telón de fondo dos escenarios.
El legislador del grupo de Rafael Moreno Valle, quien en la actualidad ocupa la Junta de Gobierno del Congreso, debe entender que en el periodo de sucesión será pertinente revisar la bitácora de agravios del pasado y medir escenarios futuros, rumbo a la nominación del candidato a la presidencia municipal de la capital de Puebla.
De paso trazar un control de daños que le permita salir del blanco de los señalamientos por haber favorecido al conjunto de empresas detrás de las cuáles, estaría su nombre a través de terceras personas, pues quien tiene tal legajo de información, tiene todo para dinamitar el futuro político de este legislador, cuya carrera depende exclusivamente del ascenso de su jefe político, el hombre que entrega el poder el martes de la próxima semana.
Necesitará más que una declaración artificiosa como el ‘falsas especulaciones’ a la revelación de una trama mafiosa para librarse de un señalamiento tan grave como el desvío millonario en un momento preciso de la coyuntura política: la recomendación de la CNDH al gobierno de Puebla, la notoria falta de medicamentos y personal médico especializado en el sistema de salud público de Puebla.
En un sector del círculo más cercano al gobernador saliente levantó cejas la grave acusación sobre la presunta complicidad de este nuevo panista.
La percepción que se tenía por lo menos hasta ayer a media tarde es que ese expediente sólo había podido haber caído en manos de la prensa con la autorización ‘del jefe’.
Las versiones de la existencia de un grupo de empresas consentidas por el entonces Secretario de Salud era una versión que corría desde que comenzó el sexenio. No eran pocas las voces que hablaban del término de la virtual banca rota en la se encontraba la familia del legislador.
No era todo. En la arena política se le catalogó como uno de los responsables directos de la estrepitosa derrota en las urnas en 2015 de dos de los candidatos a diputados federales del PAN en la capital más cercanos al poder: Ángel Trauwitz y Xavi Albizuri.
Por un error de cálculo, quien es señalado de favorecer a las empresas desde el sector Salud obvió dos detalles como operador de las campañas del PAN en la capital del estado: el primero de ellos forma parte de los afectos de Moreno Valle; el segundo, del gobernador electo.
Tan vivo está ese estigma que fue durante un mitin del candidato Tony Gali en la capital, alguien del equipo de campaña pidió con prudencia a los organizadores no sentar al legislador Aguilar Chedraui al lado del candidato. Las fotos de ese mitin ilustran: fue sentado a tres lugares del abanderado.
Una obviedad de la circunstancia por la que atraviesa este personaje de la vida pública es que mientras ayer pretendió hablar de un conjunto de iniciativas del gobernador electo, el tema del presunto desvío para favorecer empresas con una cifra tan escandalosa, terminó por imponerse.