El presidente del Partido Acción Nacional en Puebla, Jesús Giles Carmona decidió iniciar una cacería en contra de panistas que discrepan de la forma de hacer política partidista, detrás de una mala coartada, digna de los tiempos del Fürer en la Alemania Nazi.
Giles Carmona, que tenía una hoja de ruta casi inexistente en la vida partidaria hasta que lo hizo dirigente el grupo del exgobernador, Rafael Moreno Valle, desconoce de los equilibrios mínimos y necesarios en el ejercicio de la política panista, que fueron quebrados en el pasado reciente.
Obedece a los intereses de un exmandatario como Moreno Valle que pactó hasta con el PRI de Enrique Peña Nieto, una seria acusación que ayer domingo hizo quien había sido su coordinador de campaña y primer secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto.
No es nueva la versión de la existencia de pactos secretos entre el aspirante a la candidatura presidencial panista y otras fuerzas políticas, pero en la voz de Manzanilla adquiere una dimensión distinta por el perfil que llegó a tener quien casó con la hermana de Moreno Valle: Gabriela.
Ya había dicho en una entrevista para ParabólicaEnRed, luego de su aparición en un mitin junto a Andrés Manuel López Obrador en Puebla que con Moreno Valle ni a la esquina, que ni amigos son y que la relación estaba quebrada; sin embargo, un ingrediente resulta de un valor político notable: el exmorenovallista tiene información privilegiada, sin duda.
Jesús Giles cumple un papel que denigra a la militancia panista por su notoria inspiración. Irá como la SS, la fuerza paramilitar del régimen cuyos integrantes fueron formados en la creencia de constituir parte de una raza superior, con una notable carga ideológica, violencia política y antisemita.
La crisis que viene con los procesos de expulsión en contra de quienes, dicen, apoyaron a la excandidata independiente, Ana Teresa Aranda, permite avizorar una turbulenta etapa política de dimensiones incalculables porque muchos de quienes serán señalados como los judíos en tiempos del Holocausto, tienen vasos comunicantes con una corriente panista nacional de peso superior a la ostentan en la esfera local.
Agudizará la guerra entre fuerzas políticas que convergen en el interior del PAN, que tendría repercusiones más allá de la esfera local y del mundito de Jesús Giles, el feroz ejecutor de las instrucciones del dueño del pandero, el aspirante presidencial que ha sido capaz de pactar con el PRI, una facción del PRD, el Movimiento Ciudadano y hasta con Nueva Alianza.
Con esas cartas credenciales irán contra los panistas que se opusieron a sus particulares intereses, inadmisibles a la vista de la corriente doctrinaria en el panismo que siempre ha despreciado.
En una etapa en la que la toma de decisiones de ese tamaño suelen alcanzar otras latitudes, nada positivo puede resultar para un partido que requerirá vigor y fortaleza, frente a los compromisos que vienen.
Eso lo sabría cualquier iniciado en la política partidista, a menos que la intención sea reventar desde dentro a esa política.