La anécdota la cuenta el periodista Javier Solórzano a Facundo en su programa de YouTube La pregunta incómoda: como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador no quiso nada con Carlos Ahumada, el empresario corruptor de la militancia perredista en 2004.
Era entonces director general del efímero periódico El Independiente, propiedad del argentino que le había pedido buscar al exjefe de Gobierno para destrabar adeudos con el grupo empresarial.
Solórzano, cuenta en primera persona, ofreció al tabasqueño una reunión en su casa para encontrar una salida al problema del adeudo, a lo que el ahora líder de Morena cerró con una negativa rotunda: con Ahumada nada absolutamente.
Tras conocer la negativa, el presidente del periódico dijo a su director general que tenía un misil del que sabría unos días después a través del programa conducido por Brozo: Ahumada entregando fajos de billetes a René Bejarano.
Solórzano terminó por renunciar a su posición en El Independiente con una argumentación íntegra: “No estoy de acuerdo con las formas en las que se está actuando. No soy Ministerio Público”. Y se fue.
López Obrador no quería nada con Ahumada porque sabía de sus prácticas ilegales. La anécdota viene a cuento en un momento que no es casual, porque repite otros episodios de dimensiones idénticas: la grabación y difusión de una excandidata en un municipio diminuto como Las Choapas que salió del anonimato, Eva Cadena, por recibir 500 mil pesos para entregarlos al líder de ese partido.
El nuevo episodio de corrupción política en torno a López Obrador, con la exabanderada de Morena a la presidencia municipal de Las Choapas, desató, como siempre, una oleada de críticas desde diversas posiciones y trincheras.
Algunas de ellas plagadas del más obsceno cinismo, como el del presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, que prefirió ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Con los Duarte (Javier de Veracruz y César de Chihuahua) y Tomás Yarrington de Tamaulipas, como emblema del abuso del poder y su cercanía con criminales, se llenó la boca para pedir la renuncia de López Obrador a Morena.
Del tabasqueño sus detractores han dicho de todo, desde el llamado mesías tropical hasta los sobrenombres menos dignos. Así es nuestra clase política con un sobrado tufo intolerante y clasismo ramplón, digno del peor conservadurismo.
La trama es la misma, el guión de hace 13 años se repite con variables que conviene no perder de vista: este martes se celebra en el Estado de México el debate entre aspirantes a ocupar el palacio de gobierno en Toluca.
La candidata Delfina Gómez, de Morena aparece como una opción real de triunfo frente a sus adversarios, sobre todo Alfredo del Mazo del PRI y Josefina Vázquez Mota del PAN.
¿Qué tema será central en el encuentro de esta noche?
Y una más: es el tabasqueño el enemigo a vencer al encabezar las preferencias electorales rumbo a 2018.
¿Hay alguna duda de que la maquinaria para sacar a la mala al líder de Morena de la competencia política presidencial?