No hay adjetivos para definir el mal fario que terminó con Erik Bolio, un muchacho que apenas había terminado la carrera de comunicación y que comenzaba como productor de radio por la web, hasta que una bala terminó con su vida el sábado 29 a bordo de una unidad de transporte público de la ruta 27 A.
A Bolio se le llora por lo que fue. Pero también se debe lamentar su ausencia condenable por lo que sería, de no haberse topado con el asesino procaz en ese asalto violento, como los que a diario ocurren en la zona metropolitana de Puebla, sin remedio ni castigo.
Erik, la víctima mortal del asesino prófugo, trabajaba en un programa de radio en línea, cuyo nombre era México Prioridad y gozaba del afecto y cariño de una buena cantidad de gente que produce y participa en proyectos con auténtico contenido social.
Uno de ellos, Gustavo Arteaga, quien desde las cuentas de redes sociales como El Arte de Servir @ZonaSegPuebla ha denunciado incansablemente la ola de atracos en la ciudad, robos a casa-habitación, en comercios, de autopartes o cualquier acto de delincuencia.
“Hoy estoy de luto: he perdido a un amigo y compañero Erik Bolio, joven de escasos 20 años a consecuencia del robo en el transporte en la ruta 27 A (…) y me obliga a redoblar esfuerzos para que nadie más pierda la vida víctima de la delincuencia en Puebla…”, escribió Arteaga en una de sus redes sociales, donde cientos de ciudadanos participan de manera activa.
Este lunes por la noche sus redes activaron una alerta para formar una campaña de recaudación de fondos en apoyo a los padres de Bolio, que convocó la solidaridad de quienes todos los días reportan anomalías en cualquiera de sus microcosmos: barrios, colonias, calles o fraccionamientos de la ciudad de Puebla al margen del desdén, arrogancia u omisión del gobierno municipal.
El deceso violento del operador de México Prioridad permitió observar el vigor de las redes sociales cuando son utilizadas para propiciar escenarios de convivencia desde una perspectiva de participación solidaria.
Mientras que plataformas tradicionales de medios de comunicación masiva como la radio y televisión han privilegiado otro tipo de contenidos para un público cada vez menos interesado en su discurso aletargado y en desuso; las plataformas digitales se han mantenido actuantes, con un frecuente intercambio de opiniones, sugerencias y datos que alimentan el contenido de ventanas de comunicación como Facebook, Twitter o WhatsApp.
A Erik Bolio sus compañeros de trabajo hoy lo lloran, mañana lo van a extrañar. Vendrá el duelo y luego el recuerdo grato de sus ganas por desarrollar más proyectos.
Pero desde ahora se ha convertido en un motivo más para sentir indignación por la precaria condición de seguridad en que todos los días cientos de ciudadanos desarrollan sus actividades, inermes ante ataques de ladrones, extorsionadores, secuestradores, mientras que el titular de la Secretaría de Seguridad, Alejandro Santizo, se llena la boca con un discurso triunfalista, avalado por su jefe inmediato, el presidente municipal Luis Banck Serrato.
La ausencia de Bolio es al mismo tiempo un elemento que permite subrayar ante miles de usuarios de las redes la deficiencia de las autoridades, pese a su grandilocuencia y frivolidad.