Sucedió el martes de esta semana en el restaurante Mi Viejo Pueblito de Huexotitla, a la hora de la comida.
El encuentro de los personajes habría sido un escándalo en los tiempos de la Guerra Fría o la época de los encontronazos entre los FUA (Frente Universitario Antisocialista) y los carolinos, el movimiento de izquierda atrincherado en la Universidad Autónoma de Puebla en la lejana década de los 60.
Nada de eso sucede hoy en día. Los tiempos que corren permiten ver en la misma mesa a personalidades de un extremo de la geografía política y a los otros del otro lado. La política que tiende puentes cuando la coyuntura obliga.
Por un lado, quien ha sido fiel expresión conservadora en el escenario público; en el otro extremo, los representantes en Puebla del demonio de Macuspana, “El Peje” Andrés Manuel López Obrador.
Era ni más ni menos que el formador de cuadros en la doctrina de Acción Nacional (PAN), “El Pastor” Francisco Fraile García que mantenía una armoniosa y divertida comida con el presidente de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Gabriel Biestro Medinilla y parte de su comité estatal.
¿Quién invitó a quién? ¿Cómo se tejió ese puente entre dos polos extremos de la vida política en Puebla? ¿Cuál de los convidados en la mesa pagó la cuenta?
Son preguntas que tendrán una respuesta en las semanas por venir. Sobre todo porque es evidente que al partido de López Obrador le van a hacer falta cuadros políticos competitivos para hacer frente a quien llama “la mafia en el poder” antes de que lo “saquen a la mala” en la elección donde parece tener todo para llevarse el pastel completo en 2018.
El 5 de abril de este año el reportero conversó brevemente con “El Pastor” Fraile, a quien se le dedica una parte robusta en el libro El Yunque, la ultraderecha en el poder del reportero Álvaro Delgado.
“… Una conversación casual, pero llena de significado en un hombre acostumbrado a ser opositor, más que servidor público; su participación en la tribuna senatorial cuando el escándalo de la detención de Lydia Cacho fue notable al exhibir dos botellas de lo que parecía cognac, en alusión a la turbia conversación entre el exgobernador Mario Marín Torres y el empresario textilero Kamel Nacif Borge”, se escribió entonces.
Había dicho que su regreso a la escena pública era cuestión de horas. Se reservó las razones del silencio largo y las motivaciones para volver después del bajo perfil que decidió mantener desde que dejó la vida pública luego de haber sido delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social.
La reunión puede ser una incógnita por los tiempos que se viven en el país de los que Puebla no es ajena. Difícil imaginar que la cumbre de Huexotitla del martes pasado se sustanció únicamente con lugares comunes como las altas temperaturas de esta semana o la carestía de la canasta básica.
En las próximas semanas deberemos tener respuestas acerca de ese encuentro tan desparpajado y notoriamente lleno de camaradería.