Un desliz de juventud podría marcar la trayectoria política de Francisco Ramos Montaño, el exdirigente de las juventudes priistas que ahora aspira a ser presidente del partido en el que milita en el municipio de Puebla, según documentó la periodista Lety Torres en las páginas de Intolerancia Diario en enero de 2012, hace cinco años.
La historia no dista mucho de las que abundan en nuestro país, en donde amores de juventud producen embarazos no deseados con consecuencias que luego los jóvenes involucrados terminan por lamentar, casi siempre, salvo excepciones notables.
Es el caso de Ramos Montaño quien como integrante del selecto círculo de Mario Marín García, el hijo del exgobernador en 2010, alcanzó una diputación federal para participar en las comisiones de Gobernación, Desarrollo Metropolitano y Juventud y Deporte. Quiso el destino que la periodista encontrara en los estrados de los juzgados de lo familiar la comunicación dirigida a ese poderoso joven priista, encumbrado entonces, por una demanda de reconocimiento de paternidad, cuyo número era el 146/211.
Ahí comenzó el problema más serio para Ramos Montaño quien cinco años después quiere competir para la dirigencia municipal priista con una hoja de vida manchada por el gesto de haber regateado a un hijo procreado con una muchacha de quien resulta ocioso citar su nombre.
No alcanzará la dobles del lenguaje de Ramos Montaño para explicar a quien decidirá sobre el perfil de quien conduzca al tricolor en un periodo preciso, como la elección de 2018, sobre ese pasaje de su vida hecha pública por quien era responsable del Segundo Juzgado Familiar en ese año.
El PRI en un municipio en donde abunda la violencia familiar, el abuso hacia hijos y mujeres; plagado de madres solteras y vulneradas, es una impresentable oferta política con este priista capaz de denostar a la dirigencia estatal en sus convocatorias a rueda de prensa y comportarse solícito y servicial frente a Jorge Estefan Chidiac, según cuentan quienes lo han podido ver en las últimas horas.
Esa será la oferta de ese partido en momentos en que se juega la permanencia en Los Pinos y la recuperación de las ciudades más importantes del estado y su regreso a Casa Puebla.
Tiene razón cuando el padre de ese menor dice que “sólo faltan poco más de 300 días para elegir el destino de nuestra nación, la entidad y nuestra ciudad (...) Y poco o nulo ha sido el interés del Partido Revolucionario Institucional para renovar el Comité Directivo Municipal, y poder empezar a trabajar y fortalecer al partido de cara al próximo proceso electoral”.
El resultado ya lo conoceremos.