Cuando al ex presidente municipal de Puebla e integrante de ese panismo profundo, confesional y conservador, Eduardo Rivera Pérez se le ofreció un lugar en el Movimiento de Regeneración Nacional, titubeó.

Fue hace más de dos meses, casi a la par de la invitación que también recibió el académico Enrique Cárdenas, el ex coordinador del Instituto Manuel Espinosa Yglesias, desde donde encabezó una dura crítica a la gestión pública de Rafael Moreno Valle, el panista que aún busca ser elegido candidato del Frente Ciudadano por México.

Rivera Pérez terminó por agotar el tiempo para poder tener un sitio en la confección de candidaturas para competir por todos los cargos en disputa en el plano federal y en el territorio estatal.

Sin una definición clara frente a quienes desde hace más de dos meses le corrieron la invitación, el camino de este panista ortodoxo parece tomar la misma ruta que su tutora política hace décadas, Ana Teresa Aranda Orozco, madrina de toda una generación del panismo puro.

Con Ana Teresa, invitada para competir por la gubernatura de Morena en 2016, Rivera Pérez es el segundo integrante de esa tradición militante del panismo fundacional en cerrar la probabilidad de formar parte de las nuevas fichas en el tablero de ajedrez de Andrés Manuel López Obrador, el virtual candidato a la presidencia que se encuentra más necesitado que nunca de perfiles competitivos para sumar votos a su tercera elección consecutiva.

La suerte de Aranda Orozco es bien conocida: como candidata independiente resultó una oferta poco atractiva al electorado después de que sufrió todo tipo de persecución y obstáculos por la obstinación de un grupo que le quiso cobrar todo de agravios desde que Rafael Moreno Valle fue candidato, en 2010.

Como elemento de presión al interior del PAN, Eduardo Rivera juega con el viejo amague de mudar de militancia política. Sin embargo, todo apunta a que el último tren de la oportunidad ya partió, sin posibilidad de regreso. 

Mucha habilidad requerirá el ex edil de la capital para convertirse en un competidor en la próxima disputa en el poder. No hay que dejar de subrayar que su más sólido punto de apoyo en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN ya no está más, Margarita Zavala Gómez del Campo, ahora aspirante a la candidatura presidencial por la vía independiente.

Las variables de riesgo para el futuro político de este activo crecieron en forma desmedida.