Aunque la dirigencia nacional del Movimiento Regeneración Nacional confirmó apenas este martes que Luis Miguel Barbosa Huerta tiene la condición de candidato al gobierno del estado, esa circunstancia le había sido conferida por el criterio unipersonal de Andrés Manuel López Obrador desde octubre pasado.
El senador con licencia que se había bajado de la interna en julio del año pasado para luego volver a levantar la mano, fue nominado en el último trimestre de 2017 luego de haberse efectuado una encuesta de la que nadie había conocido, salvo el círculo de López Obrador.
En el camino quedó el aspirante con mejores números, como el académico Enrique Cárdenas Sánchez y hasta el diputado federal por Morena, Rodrigo Abdala, quien junto con el abogado Abelardo Cuéllar tras la designación del hoy candidato, quedó un sabor a frustración y enojo contenido.
Una percepción general de que el criterio para la designación que validó la Comisión Nacional de Elecciones había sido político, flotaba como nata purulenta en medio de la algarabía social ante la posibilidad de un cambio verdadero.
Una revisión al resultado de ese estudio demoscópico establece que así fue. No hay duda y confirma que en Morena López Obrador sugiere y las huestes obedecen; cuando esboza, la estructura opera; y si acaso desea, se hace su voluntad.
Lo que viene son los números duros de la hasta ahora ignota encuesta que ha permitido al tabasqueño validar y desactivar aspiraciones de militantes, adherentes o seguidores. Fuera de toda subjetividad o interpretación, la realidad detrás de una decisión política no admite duda.
Consideración positiva a la pregunta: ¿Qué opinión tiene de él/ella?
Luis Miguel Barbosa: 17.3 por ciento.
Rodrigo Abdala: 17.4 por ciento.
Enrique Cárdenas: 32.1 por ciento.
El candidato a ocupar Casa Puebla quedó en tercer lugar, evidentemente. En los siguientes reactivos, el candidato Barbosa tampoco es el más competitivo, como lo evidencian los números resultado de la muestra.
¿Considera un buen candidato?
Luis Miguel Barbosa: 34.7 por ciento.
Enrique Cárdenas: 42.5 por ciento.
Abdala y Cuéllar quedaron en una lejana posición, lo que no sucedió cuando se preguntó si votarían por él.
Luis Miguel Barbosa: 29.1 por ciento.
Enrique Cárdenas: 38.9 por ciento.
Rodrigo Abdala: 23.1 por ciento.
Abelardo Cuéllar: 22.9 por ciento.
Así que cuando López Obrador dijo desde un municipio serrano el 2 de febrero que había existido una encuesta para seleccionar al candidato al gobierno del estado, dijo una verdad... a medias.
Había otros perfiles como el ex rector de la Universidad de las Américas Puebla, Enrique Cárdenas que decidió por la Fundación Sumemos AC para impulsar candidaturas independientes, con números más competitivos; otros, simplemente estaban al parejo del político originario de Tehuacán.
La inclinación por el senador con licencia recordó el prodigio del dedo, instrumento unipersonal del pasado reciente que asigna o inhabilita virtudes políticas.
Como lo define el libro de María Scherer y Nacho Lozano, no hay más verdad que la contundencia de la evidencia: “Todos llevamos un priista dentro”.