De la consigna del cerco informativo los seguidores de Andrés Manuel López Obrador pasaron al mutismo. Detrás de la cantaleta de la mafia del poder como fuente de la incontable cantidad de tropelías, el silencio.
Así ha sido la última semana, después de la tolvanera que se levantó tras la revelación de las listas de nombres que van por una diputación por ese partido aliado del PT y Encuentro Social.
Quizá por ser una popular usuaria de la esfera mediática y redes sociales, Nay Salvatori Bojalil concentró la mayor cantidad de fuego pero están los elbistas, Gustavo Aréchiga Santamaría y Héctor Alonso Granados.
Estos últimos, ex legisladores por Nueva Alianza. Del primero, un eficaz operador para constituir ese partido político al servicio de la caciquil Gordillo Morales; el segundo, un polémico legislador que llegó a protagonizar escándalos por su proclividad a la homofobia.
Si en el contexto nacional hubo serios cuestionamientos a López Obrador por el fichaje del calderonista Germán Martínez y el dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia, en Puebla las cosas no fueron muy distintas.
Frente a una mini crisis, la dirigencia y los principales operadores de Morena decidieron por el camino fácil: la retirada.
Guillermo Aréchiga y Héctor Alonso declinaron una y otra vez, y con ello acusaron recibo del golpeteo mediático que contribuyó a generar un clima de opinión de desencanto y enojo contenido entre los históricos de la causa de Andrés Manuel López Obrador.
Ante la falta de una fuente de información consistente con ese partido político, que de acuerdo con diversos estudios de opinión podría colocarse como la primera fuerza política, irrumpió la especulación.
Más como una aspiración que realidad documentada, hubo medios que interpretaron una línea discursiva errática de parte de Gabriel Biestro como el retiro de la candidatura a Salvatori Bojalil, que nunca nadie desmintió.
Sin una clara estrategia de medios fallaron todas las cabezas visibles de Morena para trazar una hoja de ruta que permitiera un eficiente control de daños. Y así acabó la semana, con más rumores que verdades ciertas.
Así terminó la peor semana para Morena. Ya para la otra será porque por hoy, los mariachis callaron.