El primero de los tres debates a la Presidencia de la República fue una reiteración de los que hemos visto desde que cada uno de los partidos políticos y coaliciones han ventilado a través de voceros oficiales y oficiosos.
Las internas para escoger a sus respectivos abanderados, luego el periodo de intercampaña, el más extraño de este proceso, y luego las campañas han sido una línea de tiempo que nos ha ofrecido una amplia ventana para conocer de manera anticipada quienes ayer participaron en el debate presidencial.
La dinámica desplegada anoche fue acaso lo más novedoso por la distribución de tiempo, las réplicas escalonadas y la disposición de tres moderadores, aunque desalentó la marcada ausencia de dos asignaturas.
La juventud se volcó anoche al uso de redes sociales para ver en tiempo real el intercambio de ideas, acusaciones o diatriba entre los cinco perfiles que busca el poder presidencial.
En Facebook la gente que siguió el encuentro fue de más de 150 mil usuarios, habían dejado más de 22 mil comentarios y casi 64 mil lo habían compartido.
En Twitter el hashtag #DebateDeDebate llevaba en la parte final del encuentro más de 260 mensajes y el indicador seguía contando. La movilidad en redes sociales fue notoria, pues.
Entrar al detalle cualitativo de los comentarios que dejaron quienes siguieron en tiempo real a través de las redes sociales podría concluir que estas plataformas están orientadas por la repulsa social y quien mejor ha sabido aprovechar el enojo, es el candidato López Obrador.
Por eso llama la atención que el segmento social que más empuja la renovación del poder público en México fue el que nadie citó. Si acaso, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia como el Movimiento de Regeneración Nacional, Del Trabajo y Encuentro Social fue el único de los contendientes en referirse particularmente a ellos, los jóvenes.
La discusión incluyó propuestas, de manera superficial. Genérico en el discurso público, el tono y la diatriba sobresalió por encima de programas y estrategias para disminuir corrupción, impunidad o inseguridad.
Si acaso, los ganadores del debate presidencial fueron los memes que inundaron este ámbito, que calificaron con rudeza. Y ese fue el otro renglón que los candidatos desatendieron. Si como sucedió este transcurren los otros ejercicios, seguramente ya sabemos cuál será el desenlace de este proceso sucesorio, que nadie se engañe.