La estrategia de dispersión de voto trazada por el ex gobernador Rafael Moreno Valle, dejó de ser útil y cobró su primer alfil: Alejandro Romero Carreto, el candidato a gobernador de Nueva Alianza que, sin ser fundador, activo o docente fue distinguido con una posición que muchos profesores persiguieron.
Mal deben estarla pasando quienes pensaron que fragmentar la intención del voto en la competencia por Casa Puebla funcionaría al colocar en la boleta a personajes como Romero Carreto.
Como conejo de chistera, el ex candidato a gobernador dejó de ser útil al grupo de Moreno Valle, pues no sólo no entusiasmó ni al personal de la Notaría Número 5 de Huejotzingo, sino al electorado cautivo en el magisterio.
A Romero Carreto se le ha vinculado con personajes afines al marinismo.
Pero no es tan condenable como los abusos que llegó a cometer personal de su patente como fedatario para despojar de inmuebles y bienes, documentados en esta misma Parabólica, lo que dio lugar a que personal de la Dirección de Notarías interviniera ante flagrantes delitos como la falsificación de firmas y documentos para favorecer a personajes sin escrúpulos.
La designación de este notario de poca fe despertó un enojo silencioso pero persistente entre la base de Nueva Alianza, no sólo porque no movió un dedo en la tarea para fundar esa franquicia electoral, sino porque ni siquiera pertenecía a ese gremio.
Silenciosos pero persistentes, los líderes del magisterio que habían migrado a otra oferta electoral, como Morena, y los que se quedaron con el ex aliado de Moreno Valle, montaron en cólera.
El advenedizo Romero Carreto en Nueva Alianza tiene un problema menos, pero no será lo mejor en el futuro inmediato. Imposibilitado por su perfil para concitar voto alguno, dejó de ser útil para la causa que buscaba dispersar el voto y debilitar a los adversarios al morenovallismo.
Dicho de otra manera: Romero Carreto no sirvió ni como esquirol para ser atractivo al voto indeciso en una justa electoral que sigue con dos claros contendientes, la abanderada de Por Puebla al Frente, Martha Erika Alonso; y de Juntos Haremos Historia, Miguel Barbosa.
Una interrogante flota en el ambiente sobre ¿si le van levantar la suspensión de seis meses por las tropelías detectadas, o devolverán el favor por haberse prestado a esta nueva farsa morenovallista?