Hace 12 días que un candidato a presidente municipal está desaparecido, nadie lo encuentra y, por momentos, parece a pocos importarle. Sin encargo su nombre estará en la boleta del 1 de julio.
Se trata de Ángel Morales Ugalde, uno de los pocos aspirantes que por la vía independiente consigue su registro para pelear sin el cobijo de un partido político.
Morales Ugalde tiene a salvo sus derechos políticos y, además, la figura de independiente no considera un suplente, a diferencia de los partidos políticos.
El secuestro o “levantón” que sufrió junto con su chofer, también desaparecido, ha levantado una ola especulativa que rebasa cualquier el raciocinio del más febril especulador.
La semana pasada una fuente habitualmente bien informada dijo al autor de esta columna que habían sido localizados dos bolsas con restos humanos que podrían ser de los desparecidos y, que sólo era cuestión de tiempo para confirmar la sospecha una vez terminados diversos análisis y peritajes, entre ellos, las pruebas de ADN.
La fecha en que esa versión fue compartida coincidió con la publicación en Intolerancia Diario del supuesto hallazgo de un cuerpo sin vida en la zona de Esperanza.
En el cruce de información una y otra versión han sido desestimadas, pero hay ingredientes que deben ser tomados en consideración.
La evidencia empírica en casos análogos al del candidato independiente a edil sugieren un trágico final: vinculado familiarmente con un ex presidente municipal que enfrenta cargos de lavado de dinero y manejo de recursos de procedencia ilícita como su hermano, Pablo Morales Ugalde, lo convertía en un blanco más o menos visible frente a los grupos delictivos.
No se trata de criminalizar a la víctima de un acto condenable desde cualquier perspectiva. Esa tarea suele cumplirla muy bien la Fiscalía General del Estado.
Más bien se trata de un acercamiento preciso a una condición que suele acompañar a personajes habitualmente al alcance de grupos delictivos por vinculación directa o indirecta.
Hermano de un sujeto sometido a proceso por presumibles vínculos con grupos de delincuencia organizada o haber destacado como candidato independiente en un municipio como Palmar de Bravo, en donde dominan grupos de huachicoleros, hacía de Ángel Morales Ugalde un perfil accesible a pandillas que antes han destacado por su ferocidad.
En una entrevista que el presidente del Instituto Electoral del Estado, Jacinto Herrera Serrallonga concedió al programa Parabólica En Red, que el caso de este candidato a edil sin partido, es inédito en una elección de por sí compleja.
Ya no habrá cambios en la boleta utilizada en Palmar de Bravo. Y aunque no estén físicamente, los Morales Ugalde aparecerán el día de la elección del 1 de julio.
Una nueva lección en este ejercicio democrático, pues la violencia llegó a la puerta del proceso electoral.