La candidatura a la presidencia municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco de Juntos Haremos Historia vive contrastes notables que deben ser corregidos antes de que las consecuencias tengan costos mayores para la causa del Movimiento de Regeneración Nacional y sus aliados, Encuentro Social y Partido del Trabajo.
Ciertamente la abanderada ha vivido un proceso de reinvención desde que el proceso interno de su partido, para el que ha hecho brigadeo y activismo, decidió colocarla en la posición para la que pelearon con ferocidad otras féminas como Violeta Lagunes, Libertad Aguirre y hasta Paola Migoya.
De ellas tres, la única que mantuvo congruencia y decidió quedarse para aportar conocimiento y oficio político fue Aguirre, una experimentada mujer en la vida política del estado y con vasos comunicantes con otros grupos de poder que están por unirse a la causa de Juntos Haremos Historia.
Al esfuerzo de Rivera Vivanco también se han sumado otros actores como Fernando Manzanilla Prieto, el candidato a la diputación federal por el distrito XII y desde la esfera empresarial ya comienzan a trabajar la estrategia de recaudación de fondos para profesionalizar el esfuerzo de la primera candidata de la izquierda al gobierno de la ciudad con potencial para competir a otras figuras.
Y es que el apoyo de personalidades de relativo peso como Javier Palou García, hijo del estimado historiador Pedro Ángel Palou, fallecido en enero pasado, parece no haber sido suficiente como otros activistas de la izquierda formados en la militancia, pero carentes de conocimientos elementales para la lucha por el poder público.
La llegada de los apoyos en especie y económicos abren una obligada y necesaria interrogante. Y es que cuentan en el equipo de la candidata de Juntos Haremos Historia, que últimamente anda de mal humor y estresada.
Y aunque al principio parecía el desgaste normal de campaña, la realidad es que, según ellos, todos los días recibe una gran cantidad de llamadas de despachos de cobranza para recordarle el atraso en sus pagos fruto de deudas por pagar. El asunto no es menor, toda vez que al presentar su 3 de 3, Rivera Vivanco reportó que el 90 por ciento de sus bienes los ha adquirido a crédito.
La mujer que compite bajo las siglas de un partido cuyo dirigente había sido considerado “un peligro para México” ha conseguido abrir las puertas del sector privado, un espacio de interlocución natural para ofertas políticas del ala conservadora.
Ha podido encabezar reuniones con el Colegio de Ingenieros y la Cámara Mexicana de la Construcción, con universidades privadas y hasta el Consejo de Organismos Empresariales, cuya renovada dirigencia decidió descafeinar sus posicionamientos, para plegarse a la derecha.
El potencial de Claudia Rivera está en la autenticidad de su causa, si no es que se resiste a la asesoría profesional. Y es que como dicen en su entorno, el tema alcanza niveles de preocupación, pues por momentos luce desconcentrada y distraída, como en un laberinto.