Hace poco menos de dos meses que el ex candidato del PRI, Enrique Doger Guerrero advirtió que serían revelados los nombres de los traidores en ese partido político, ya enfilado a una de las más penosas catástrofes electorales.
Era un 4 de junio, cuando faltaban cuatro semanas para la jornada electoral del 1 de julio. En cambio de ello, la foto con la ex candidata a gobernador impugnada, Martha Erika Alonso Hidalgo en las oficinas del Partido Acción Nacional.
Aunque los nombres de quienes se entregaron a los brazos del grupo político del ex gobernador Rafael Moreno Valle son públicos y notorios, el silencio envuelve a ese personaje. Ello le ha valido ganarse el desprecio de sus correligionarios, entre ellos Humberto Aguilar Viveros, ex delegado de la Comisión Nacional Forestal e Iván Galindo Castillejos, el regidor priista en el municipio de Puebla.
El encargado del despacho de dirigente priista, Javier Casique Zárate, dogerista consumado, pretende quedarse en el despacho del cada vez más solo y deteriorado edificio de la Diagonal Defensores de la República.
Es probable que haya advertido que en esas condiciones, las del entreguismo y complacencia tras la crisis post electoral, no se puede mamar y dar de topes, o esa coyuntura parece tener sin cuidado a los dogeristas.
Administrar un partido político en ruinas como el PRI puede ser altamente redituable. Lo saben quienes han antecedido a Casique Zárate, el operador del ex candidato desde los tiempos en que fue rector universitario.
Un gobierno débil como el que se prevé encabece Alonso Hidalgo si el Tribunal ratifica su triunfo, siempre requerirá un aliado que le permita validar acciones de gobierno. Sin embargo, no todos los priistas están dispuestos a ser el patiño de una administración sin el brillo de la legitimidad.
Ya sin mucho que perder, en el Revolucionario Institucional comienza a crecer la idea de renovar la dirigencia priista en manos del grupo perdedor de Enrique Doger, apoyado por Jorge Estefan Chidiac.
Una consulta a la base es el mecanismo más eficaz para llegar a la reinvención del partido que ya va para 18 años sin posibilidades de volver a Casa Puebla.
No tardará en convertirse en una exigencia general la consulta abierta a la militancia frente a la toma del partido político que se dice lastimado en su orgullo por los reclamos legítimos que ven un acto de sumisión obscena la fotografía del ex candidato al lado de la esposa de quien tanto humilló al priismo poblano, apoyado por el grupo político de Enrique Peña Nieto, el otro gran perdedor.
Los reclamos, las acciones y la maquinaria de la oposición dentro del PRI está en marcha. El final de la guerra interna será de pronóstico reservado.