Un video de apenas unos segundos que corrió en redes y luego difundido en el programa de espectáculos Ventaneando de Azteca ofrece uno de los datos más concretos que permitió distinguir la gestión del ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle y aspirante a secretario general del CEN del PAN: La frivolidad como política pública.
Se trata de la hechura de un perfil que creció al amparo de la meritocracia y la disciplina que no se distinguió en absoluto por los regímenes priistas. Es el diputado local electo Gerardo Islas Maldonado, en un ambiente festivo con una estrella del espectáculo como Luis Miguel, reeditado a partir de la popular serie transmitida en streaming, aparentemente en Italia.
Medios especializados en la farándula ocuparon espacios para resaltar la fiesta de El Sol, su actual pareja y el hermano de éste, Alejandro Basteri. En general, ignoraron al poblano que tuvo paso franco a ese ambiente luego de mantener un fugaz matrimonio con la actriz Sherlyn Montserrat González Díaz.
El popular intérprete y sus acompañantes pueden y están en libertad de hacer lo que les plazca, Islas Maldonado en cambio es legislador por un distrito 22 en la Mixteca poblana, plagado de pobreza y desigualdad. Circunstancia que parece seguir sin entender.
Moreno Valle que ahora viste ropajes democráticos, distintos a los que utilizó como gobernador de Puebla de 2011 a 2017, y a quien se le extinguen las posibilidades para mantenerse en la escena nacional, también echó mano de un grupo de personajes que hicieron política cuando eran parte de un segmento de la farándula.
Con la autorización de Elba Esther Gordillo Morales, en estos años poderosa dirigente magisterial y dueña absoluta del Partido Nueva Alianza hizo presidente de ese partido político a Cabalán Macari Álvaro, y al mismo tiempo subsecretario de la Secretaría de Finanzas.
Cabalán es una añeja amistad y modelo de un muilticitado video para una canción interpretada por Paulina Rubio que en Puebla fue inagotable fuente para la picaresca y mofa de una clase política que no entendía la incorporación a la escena pública de personajes como estos.
Sin la mano extendida de este panista que llegó a la escena política por la puerta del Partido Revolucionario Institucional, Islas, Macari y otros no habrían tenido ninguna posibilidad de haber construido lo que consiguieron en un sexenio plagado también de excesos y corrupción.
Observar desde esa perspectiva a quien Héctor Larios decidió incorporar como compañero de fórmula para competir por la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional panista permitirá entender el enojo social que se contuvo en buena medida por el talante autoritario de quien habitó Casa Puebla durante seis años.
El yunquista Larios desmerece a su propia fórmula para competir frente a otro candidato de mayor fuerza como el ex coordinador de los diputados federales panistas, Marko Cortés, siempre a la sombra del queretano Ricardo Anaya el derrotado candidato panista, del PRD y Movimiento Ciudadano.
¿De verdad era el único perfil para competir en un momento decisivo para un partido político que pasa por su peor momento por el severo juicio del electorado y la sociedad?