Como metáfora del surgimiento de un nuevo grupo político que cambió el mapa y la correlación de fuerzas, habrá que ver el próximo 29 de septiembre la ceremonia religiosa por las nupcias de Dulce Silva Hernández y César Yáñez Centeno, dos figuras que cobraron notoriedad en los últimos meses, sobre todo en la contienda presidencial.
La presencia de figuras dominantes de la nueva escena nacional estarán ahí, acompañando a los novios. Entre ellos, el futuro presidente de México y testigo del enlace, en la Capilla del Rosario.
Por ello, es que pasajes del pasado son ahora fundamentales para entender el presente, y acaso el futuro inmediato.
Silva Hernández fue la perseguida de Rafael Moreno Valle y un grupo político que vive los estertores de una actividad que comenzó cuando por primera vez en el PRI le fue negada la candidatura al gobierno del estado, en 2004 y decidió buscar cobijo en el Partido Acción Nacional.
Superada la etapa carcelaria a la que fue sometida en San Miguel por el régimen de los tránsfugas priistas, la prometida del hombre más cercano al presidente electo, hizo política hasta llegar a convertirse en un punto de referencia en la toma de decisiones en la campaña presidencial en cinco estados de la República, y no fue asunto menor.
Yáñez, quien estratégicamente no será Director General de Comunicación Social, pero sí Coordinador General de Política y Gobierno, será el alfil lópezobradorista con quienes tendrán que tocar base todos los integrantes del gabinete legal y ampliado, una vez que el 1 de diciembre comience el nuevo periodo sexenal.
La ceremonia religiosa y civil de Silva y Yáñez pues, estará cargada de simbolismos el próximo sábado. Ocurre en momentos en que estarán por terminar los recuentos de sufragios en la elección poblana, ordenada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y con ello la creciente percepción de que es inminente la anulación del proceso del 1 de julio.
Desde el sitio en que la clase política ha decidido imponer hegemonías, en el centro histórico, el grupo político que cambió la narrativa de la historia electoral del país se va a congregar en este enlace nupcial mientras se comienza a escribir una nueva etapa de la crisis post electoral.
Sí como se especula hay un cúmulo de inconsistencias y descuidos sobre la custodia y resguardo de la paquetería electoral utilizada en el súper domingo de julio, estaremos ante un escenario esperado por los seguidores de Juntos Haremos Historia.
Habrá entonces que tomar una decisión inminente: ¿quién será la nueva carta para competir en una segunda elección?
Las cartas están sobre la mesa y los liderazgos de Morena-PT-Encuentro Social deberán elegir entre un Luis Miguel Barbosa diezmado de salud o una nueva opción. Y ahí estarán todos, en torno de la mesa de los festejados.
El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, quien todos los días recibe un dossier de prensa de lo que sucede en el escenario poblano; el futuro director de CFE, Manuel Bartlett Díaz, conocedor profundo de los grupos locales; y Dulce Silva, la futura esposa de Yáñez para quien el destino parece poner en la mesa de regalos un extraordinario presente de bodas.
Cada uno tiene su propio peso e influencia en el círculo que rodea al tabasqueño y próximo Presidente de la República. Cada uno trae su propio juego. No hay que hurgar mucho para saber quiénes son esas opciones.
Una nueva lucha política está por comenzar y la joya de la corona será Puebla, un extraordinario presente para la ocasión nupcial de este sábado.
¡Salud por los novios!