Salió del anonimato y cobró notoriedad en las últimas horas por su incontinencia verbal: Vladimir Luna, despacha en el Partido de la Revolución Democrática en Puebla.
Error imperdonable en un dirigente perredista en una hora precisa para un partido al que le urge una dosis de dignidad política, después de la persistente práctica de aliarse con la derecha.
Luna cometió un desliz declarativo ayer que lo puso en una dimensión real cuando afirmó lo que luego todo mundo lo desmintió: la existencia de preparativos de una marcha de apoyo a Martha Erika Alonso Hidalgo, ex candidata al gobierno estatal.
“Quedamos de platicar con otras expresiones (perredistas) para ver cuántos compañeros estaríamos”, en la marcha que ciertamente se previó en una mesa de estrategia de la panista.
Reconvenido por los aliados políticos que antes constituyeron la coalición Por Puebla al Frente, fue al recurso fácil que tienen los improvisados en la política: negó haber dicho lo que dijo.
Pero el escándalo ya inundaba la discusión política en la escena local hasta ocupar un sitio de privilegio en la agenda de jueves. Los diputados de Morena y PAN, Gabriel Biestro y Marcelo García mantuvieron un agrio debate en redes que dejó ver lo peor de una discusión pública.
Vladimir Luna, un don nadie hasta ayer por la tarde, puso en un ángulo de vulnerabilidad la estrategia percepción de triunfo del proyecto detrás del cual, está la ex secretaria general del Partido Acción Nacional.
Ahora sabrán los aliados del PRD de los riesgos de dejar en la dirección estatal de esta partido político a Vladimir Luna, en desdoro de un partido que terminó por cachar las migajas de una alianza política con otros partidos a quienes metió en una burbuja especulativa como la de la víspera.