El homicidio o ejecución del joven Estéfano en la zona de comida rápida entre la Universidad y la Preparatoria Ibero ayer lunes no hace sino confirmar el grado de descomposición social y el clima de inseguridad que invade todos los ámbitos de la vida pública.
El acontecimiento debe ser un llamado de atención para las autoridades electas en el ámbito municipal y en el estado porque está claro que el hampa terminó por invadir ámbitos que antes estaban vedados.
Al joven acribillado y muerto en la zona de Food Truck, casi frente al gimnasio de la Ibero hay que añadir la lesión que sufrió un acompañante, estudiante del Tec de Monterrey, en la vía Atlixcáyotl.
El violento expediente detonó en las redes sociales a nivel nacional y el rumor de una balacera en las inmediaciones universitarias corrió a una velocidad sorprendente.
No es lo mismo registrar una ejecución en las zonas depauperadas del norte o sur de la capital estatal, que un evento similar en la zona de mayor crecimiento y valor comercial de la Angelópolis. No es clasismo, sino que juegan otros factores como el nivel de socialización de un sector y otro.
En el entorno en donde ayer lunes sucedieron los hechos se ubican por ejemplo los colegios Prepa Internacional de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP); el preescolar Colegio Los Sauces; el Colegio del Bosque y Andes.
Las familias más acaudaladas de la zona metropolitana de Puebla y otros estados que han llegado lastimadas por el crimen, tienen a sus hijos en esa zona convertida en un clúster educativo de alto nivel.
Los grupos dedicados a trazar estrategias delincuenciales saben que en la reserva territorial Quetzalcóatl-Atlixcáyotl existe un vasto nicho de oportunidad para cometer sus fechorías.
En noviembre de 2017 el Colegio Del Bosque y Andes fueron anfitriones de Los Juegos de la Amistad que congregó a deportistas de planteles de otros estados, por ejemplo y países.
Fue sorprendente ver el número de camionetas blindadas, escoltas y asistentes que rodearon la zona en donde el joven Estéfano y su acompañante, estudiante del Tec de Monterrey cayeron heridos por los proyectiles de los atacantes, de los que no se sabe nada aún.
En los primeros dos días de esa concentración de estudiantil de la alta sociedad mexicana y Estados Unidos una de las agencias de automóviles de lujo sobre la vía Atlixcáyotl registró 35 solicitudes de reposición de espejos y neumáticos.
Todos los robos fueron obra de los grupos que se dedican a las autopartes, lo que habla de la capacidad de planeación, organización y ejecución.
Las razones por las que ambos muchachos fueron agredidos en esa zona no pueden ser motivos para dispensar un ataque sangriento.
Y sí en cambio un punto de partida para quienes aspiran a gobernar, pues no puede soslayarse que los cambios profundos han comenzado cuando las clases acomodadas y pudientes se sienten afectadas en sus intereses.