Envuelto en la disputa casera, de traiciones y deslealtades, entre los lopezobradoristas poblanos y con la inscripción como aspirantes —innecesaria pues la ley no la prevé como requisito—, de oportunistas, célebres desconocidos, cartuchos políticos quemados, personajes de amplio desprestigio y hasta bromistas, el proceso de designación del gobernador interino se convirtió lamentablemente desde la semana pasada en un sketch de carpa.

Salvo unos cuatro casos, si acaso, de los 31 apuntados en realidad en su mayoría es desechable y llevó su carta de intención a la Secretaría General del Congreso del estado para hacer ruido, dejarse ver, o en el colmo, para vacilar, como el caso de los supuestos fans que postularon al youtuber conocido como Luisito Comunica.

Han aparecido también personajes oscuros y de mucho desprestigio, como el priista Juan Navarro Rodríguez, ex alcalde de Chalchicomula de Sesma, municipio que tiene como cabecera a Ciudad Sedán, sobre quien pesan señalamientos graves por la inseguridad y robo de combustible en esa región durante su ejercicio.

Hasta en su mismo partido, el Revolucionario Institucional, acusan a Navarro de haber negociado durante la anterior campaña, en donde por cierto perdió como candidato a diputado federal, lo mismo con el panismo, que con Morena.

El tema del interinato, desde el perfil serio, depende en principio de la mayoría lopezobradorista, de las bancadas del Movimiento Regeneración Nacional y los partidos del Trabajo y Encuentro Social, que se bastan solas para conseguir la mayoría simple que se requiere.

Sin embargo, se desea la unanimidad o mayoría calificada, con la suma de otros grupos legislativos e incluso del Partido Acción Nacional  y sus aliados, pero eso parece por ahora imposible de conseguir.

Prevalecen al interés general, los intereses personales de los líderes de la mayoría en el Poder Legislativo, el morenista Gabriel Biestro Medinilla y el petista José Juan Espinosa Torres, así como hasta del ex candidato de Juntos Haremos Historia, Luis Miguel Barbosa Huerta.

Esos jaloneos son lo que, con mucha seguridad, harán que este proceso llegue hasta el día final del plazo, el próximo 25 de enero, y que la determinación se dé luego de una negociación en la Ciudad de México, entre los líderes partidistas nacionales y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ante la incapacidad de los legisladores poblanos, los lopezobradoristas y los demás, para llegar a acuerdos.

Luego de que el pasado 26 de diciembre el secretario general de Gobierno y por ahora encargado de despacho de la gubernatura, Jesús Rodríguez Almeida, comunicó al Congreso la ausencia definitiva por fallecimiento de la gobernadora, comenzaron a correr los 30 días naturales que terminan el próximo 25 de enero, para que se designe al mandatario que tomará las riendas del estado por al menos los próximos seis meses, mientras se realiza el proceso electoral extraordinario.

En todo este tiempo —este domingo se cumplen 19 días—, el único acuerdo al que han llegado, de manera interna los lopezobradoristas, es que el designado o designada no será del PAN, aunque tampoco algunos de los 41 diputados locales.

Es apenas un paso mínimo, mientras el calendario corre y tampoco entre los inscritos, hasta ahora, se ve alguno que tenga el consenso de las bancadas.

Hay muchas probabilidades de que quien será el elegido ni siquiera exprese todavía públicamente su intención y esté mientras tanto negociando sigilosamente su llegada.