Además de a Luis Miguel Barbosa Huerta, ex candidato de Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES) a la gubernatura, quien prácticamente enfureció con el destape del senador Alejandro Armenta Mier a Casa Puebla, a quienes también indigestó el pronunciamiento de su ex correligionario fue a los dirigentes formales del priismo en Puebla.

Si alguna oportunidad se veía en el tricolor de ser competitivos en el proceso extraordinario, cuya jornada electoral será el próximo 2 de junio, esta se puede dar por anulada, si es que el ex presidente municipal de Acatzingo llega a la postulación del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Desde antes de los sucesos del 24 de diciembre, que obligan ahora a la realización de una elección extraordinaria, tras la muerte de la gobernadora constitucional Martha Érika Alonso Hidalgo, ya a Armenta se le veía, dentro y fuera de su partido, como la posibilidad más fuerte en el caso, supuesto hasta entonces, de una anulación.

Armenta se llevaría consigo muy buena parte del voto duro priista, sobre todo el joven, que se identifica más con él, que con sus dirigentes, quienes durante los años del morenovallismo no supieron ganar elecciones y entregaron como reses a sus militantes, desde la dirigencia nacional, por la conveniencia de los pactos del fallecido ex gobernador Rafael Moreno Valle con el gobierno de Enrique Peña Nieto y con los jerarcas del tricolor.

Sin embargo, también se le recuerda a Armenta, en el resto de las generaciones priistas, como el último presidente estatal de ese partido que consiguió en 2009 un carro completo en las diputaciones federales aunque, claro, en ese momento estaba en su esplendor el marinismo, incluso luego de salir airoso del grave caso Lydia Cacho, que lo tuvo al límite de la defenestración.

La previsión hoy de varios cuadros es que mínimo una tercera parte de los 555 mil votos que obtuvo Enrique Doger Guerrero el 1 de julio de 2018 se iría en automático, si el senador morenista es el candidato.

Además, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), otrora aliado del PRI y quien de facto ya está sumando, recientemente, al respaldo legislativo al lopezobradorismo en las cámaras del Congreso de la Unión, se presume que haría coalición formal con Morena, PT y PES; es el comentario también que hay entre los integrantes del partido del tucán.

El acuerdo sería mucho más viable, sin tanto buscarle aristas y repartición de posiciones, si Armenta es el candidato, pues hay que recordar que el verde ecologista ya le dio cobijo como abanderado, en alianza, cuando el ex presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) priista compitió en 2015 por la diputación federal con cabecera en Tepeaca.

Ya en una reunión del Grupo Renovación (al que ya se conoce como Resurrección, por reunir a “cartuchos quemados” del priismo), el 12 de diciembre del año pasado, con el coordinador de los senadores del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, el ex delegado de Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Juan Manuel Vega Rayet, advirtió que Armenta se estaba llevando a su causa a los principales operadores y cuadros.

En esa ocasión dijo al también ex secretario de Gobernación que había que tomar definiciones urgentes, si no se quería permitir que el hoy senador de Morena se llevara “lo que queda del PRI”.

Por lo pronto, un efecto inmediato del destape de la semana pasada de Armenta es que en ésta que comienza, los priistas apresurarán sus pronunciamientos por la candidatura de su partido a la gubernatura, antes de que no tengan militantes a quienes convocar.

Este lunes, en una conferencia de prensa, lo hará el también ex delegado de la Sedesol, Lorenzo Rivera Sosa, y en los próximos días, el ex director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Alberto Jiménez Merino.

Ni uno ni otro destape tienen oportunidad de emocionar a los medios de comunicación y, posiblemente, ni siquiera a su militancia.