Los cuartos de guerra de los tres candidatos al gobierno del estado en Puebla entraron esta semana en la ruta del trabajo forzado pues por fin, el próximo domingo 19 se verán las caras, de frente y sin tapujos para decir lo que con indirectas han reiterado.
El primer y único debate de candidatos en la elección extraordinaria de Puebla que organiza el Instituto Nacional Electoral se va a efectuar en medio de un conjunto de retos para conseguir el interés y audiencia capaz de generar condiciones de competitividad para quienes se encuentran en el segundo y tercer lugar de la preferencia.
El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Luis Miguel Barbosa Huerta ha buscado claramente administrar la holgada ventaja que vaticinan diversas empresas encuestadoras.
En las otras trincheras, Enrique Cárdenas Sánchez del PAN-PRD-Movimiento Coudadano; y Alberto Jiménez Merino, del Partido Revolucionario Institucional irán por una meta clara: cómo colocarse más cerca del primer lugar. Ahí está el reto para los war room de ambos.
Una de las variables del inédito debate será la ausencia de candidatos paleros del Partido Acción Nacional, como sucedió en el pasado reciente cuando Barbosa fue abanderado por primera vez.
Como candidato de la elección ordinaria tuvo que soportar la cargada declarativa de quienes claramente servían a la entonces candidata Martha Erika Alonso Hidalgo, fallecida el 24 de diciembre pasado.
Para ilustrar el aserto ahí están las hirientes palabras de Enrique Doger Guerrero, candidato del PRI; y de Muchael Chaín del Verde Ecologista, dos artífices de la estrategia del grupo de Rafael Moreno Valle, muerto también el 24 de diciembre.
El cambio en el tablero político tras el deceso de la pareja dominante en Puebla fue tan profundo que aún a estas alturas del año, las repercusiones en la escena pública no terminan.
Ya sin la sombra del dictador en que se convirtió Moreno Valle, su nombre será citado con regularidad el próximo domingo. Tóxico por dónde se le vea, será utilizado como un aliado del pasado del candidato de Juntos Haremos Historia.
La pregunta es quién lo hará primero, el candidato del partido político que concedió la candidatura al propio ex mandatario en 2010; luego en 2016 al delfín de éste, Antonio Gali; y luego a la esposa del primero. Enrique Cárdenas tiene un margen estrecho, sin duda.
En el otro punto del campo de batalla, está el candidato del PRI a quien nadie podría señalar por deshonesto, pero si de militar en un partido plagado de colaboracionistas con el grupo de Moreno Valle.
El ex mandatario muerto será la mácula del debate. Una presencia indeseable en el pasado de los debatientes, de quienes se espera la mejor actuación. El que tenga más saliva tragará más pinole decían las abuelas.
Los cuartos de guerra deberán leer con eficacia el momento a partir de lo sucedido antes sin dejar de entender el ánimo y enojo por los dislates de la llamada 4T. El domingo próximo todos lo vamos a ver.