Cuando el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador ofreció en campaña apegarse a los principios de austeridad republicana como antídoto contra la obesidad gubernamental y el excesivo gasto y uso de bienes y servicios públicos por parte de funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto, aplaudimos el fin de los privilegios para los poderosos.
Acostumbrados a una clase política que utilizaba helicópteros del Estado para viajar a eventos particulares; con escándalos como la Casa Blanca o la casa de Malinalco, más lujosas mansiones que viviendas dignas, un amplio sector de la población creyó que la austeridad prometida sería la respuesta a su indignación.
En septiembre del año pasado, con Andrés Manuel ya como Presidente electo, acompañado de una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y el Senado, se presentó la iniciativa que expide la Ley de Austeridad, que consideraba acabar con los autos escolta, servicios personales para burócratas y funcionarios públicos, seguros de vida y de separación individualizada, e incluso la ampliación de horario laboral en el gobierno federal, de lunes a sábado, que actualmente sigue en discusión, ahora en la Cámara revisora.
Como titular del Ejecutivo, el Presupuesto de Egresos para 2019 que envió al Congreso, consideró serios recortes a distintos programas presupuestales, especialmente aquellos rubros destinados al gasto corriente, con el que se pagan salarios, prestaciones y eventualidades laborales. El objetivo: conseguir suficiente dinero para enfocarlo en los programas sociales estelares, como el de Jóvenes Construyendo al Futuro, y los grandes proyectos de infraestructura como el Tren Maya.
La posición presupuestal asumida por el Gobierno Federal estuvo plagada de riesgos, desde su planteamiento. Los recortes a personal eventual en dependencias como al SAT provocaron manifestaciones nacionales, acompañadas de la inconformidad generalizada de los funcionarios públicos de todos los niveles, a los que exigieron su renuncia o incluso hostigaron para que dejaran el trabajo.
Condiciones laborales extremas con salarios más bajos, llegó una ola de amparos y quejas por la intención de supeditar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los Organismos Constitucionales Autónomos, poniendo en riesgo los principios de gobernabilidad que mantienen en equilibrio a la política nacional.
El Presidente se vio obligado a firmar un Memorándum el 3 de mayo para anunciar más recortes. En dicho documento se detallaron 13 medidas, entre las que destacaron desocupar plazas no autorizadas, la eliminación de asesores, no aumentos salariales, eliminación de direcciones adjuntas, reducción del 30% en gastos de oficina y reducción de 50% en temas como viáticos, alimentación, y telefonía, entre otros, aplicable para dependencias, desconcentrados, descentralizados, empresas productivas del estado, IMSS, ISSSTE y demás entidades.
Directores de al menos 11 instituciones federales especializadas de salud, reclamaron que el recorte de más de 2 mil 300 millones de pesos a Salud. La instrumentación de las compras consolidadas de medicamentos por parte de la Secretaría de Salud retrasó el abasto de medicamentos para pacientes con VIH, poniendo en riesgo su salud y creando situaciones que dificultan la erradicación del SIDA en 2030.
La situación se agravó al tiempo que Germán Martínez Cázares, hasta hace poco director del IMSS, renunció por dichos motivos.
Una de las causas de la contingencia ambiental extraordinaria que se vivió en la Zona Metropolitana del Valle de México, fue el despido de brigadistas eventuales que trabajan por temporada en la Conafor, debido a un recorte presupuestal de casi 30% al gasto por entidad.
Re-direccionar el gasto público no puede ser un ejercicio improvisado. El presupuesto siempre es limitado. La cobija no alcanza para cubrir a todos. Es cierto que hay sectores históricamente olvidados. Pero no se puede desatender por completo otros para taparlos.
Entendemos que seis meses de gobierno es muy poco tiempo para ver resultados. Pero es suficiente para darnos cuenta de que esto puede ser el austericidio, suicidio por recortes presupuestales. Austeridad Republicana, pobreza francisana, devenida cruel amenaza. Final adelantado, cuando apenas estamos en el inicio de una larga y difícil carrera.