Una de las funciones más sensibles en un estado democrático referente a su estructura institucional y organizacional, es buscar el mejor ejercicio de los recursos públicos, desde su recaudación hasta su ejecución, a efecto de propiciar el mayor beneficio para sus ciudadanos.

Quizás una de las más tendencias de administración pública más llamativas, es la figura de los Organismos Públicos Descentralizados: agencias paraestatales cuya creación debe aprobar el Congreso del Estado a propuesta del Gobernador y las cuales se crean como estructuras con patrimonio y personalidad jurídica propia, con el objeto de prestar un servicio o bien público o social, o administrar recursos para fines específicos.

El racional detrás de esta figura es estrictamente el de la eficiencia. Instituciones como Ciudad Modelo Audi, Museos Puebla, Carreteras de Cuota Puebla y el Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos, nacieron en principio con el fin de operar los recursos financieros, humanos y materiales de manera específica, pues si lo hiciera alguna de las Secretarías del Ejecutivo Estatal, desatendería otras grandes necesidades de Puebla.

Desafortunadamente, las malas prácticas gubernamentales resultaron en una pésima ejecución: cuando el gobierno anunció, en 2012, la creación de Ciudad Modelo, se aseguró que así llegaría el progreso para el municipio de San José Chiapa, resultado de una ciudad diseñada para los trabajadores de la empresa Audi. Incluso, se habló de que habría 45 mil habitantes en 2018 en el lugar. Para principios de 2019, el proyecto estaba habitado al 15% de su capacidad, sin acceso fácil a servicios y bienes y ni una sola atracción cercana.

Carreteras de Cuota Puebla, creada en 2018, se le otorgó el cometido concerniente a la administración y operación del “Tren Turístico Puebla-Cholula” y por igual, mejorar el servicio público del transporte ferroviario, así como la celebración de convenios, la renovación y operación de todo el servicio de transporte ferroviario en modalidad urbana y especial turístico. El Tren, sobra decirlo, sólo representó excesivos costos sin la demanda suficiente como para siquiera cubrir los costos variables del proyecto.

Caso similar ocurre con Museos y la administración para la construcción de infraestructura educativa. Puebla, claramente rezagada en estos rubros, desaprovechó las ventajas comparativas de contar con estructuras administrativas especializadas por priorizar el mal ejercicio de los recursos públicos en beneficio de pequeños grupos.

Por eso no causó sorpresa cuando el gobernador electo, Miguel Barbosa, presentó una iniciativa ante el Congreso del Estado para desaparecer estos Organismos Públicos Descentralizados. Argumentando que se utilizaron como cajas chicas, Barbosa propuso su reincorporación a las Secretarías de Gobierno, a su dicho, para que todo sea “más barato pero más efectivo”.

Preocupan sin embargo algunos puntos en particular. La bandera de la austeridad republicana, que pregona por un gobierno que funciona al mínimo de insumos con el máximo de eficiencia, ha tenido consecuencias en todas sus escalas: ejemplo claro es el que sucede actualmente con la Policía Federal, o con miles de burócratas que de la noche para la mañana vieron eliminadas sus plazas laborales.

Otro ejemplo, la centralización de funciones delicadas como las compras de gobierno en una sola persona resta especialización en rubros tan delicados como el de medicamentos o insumos quirúrgicos. Las compras consolidadas favorecen a empresas con suficiente poder de mercado como para cubrir la demanda nacional, relegando a micro, pequeñas y medianas empresas.

Puebla parece tener riesgos en el camino. Menos estructuras no necesariamente son sinónimo de más trabajo y más barato.

Sin duda los poblanos apostamos por eficiencia y resultados, más aún cuando tenemos nefastos ejemplos de modelos de gobierno como el caso de la capital poblana. Hacemos votos por que a esa eficiencia obedezca la desaparición de organizaciones y estructuras. Esperamos, por ello, que de concretarse la propuesta se vele por los derechos sociales y laborales de cientos de personas que, sin otra opción disponible, han puesto el todo trabajando día a día en esos organismos que aparentemente tienen ya sus días contados. Que sea lo mejor para Puebla.