El 15 de julio de este año el autor de la columna Parabólica recibió muestras y una amplia explicación sobre los materiales y confección con el que estaban elaborados los uniformes escolares que el nuevo gobierno deberá entregar al inicio del nuevo ciclo escolar 2019-2020.
La visita de los fabricantes de los uniformes que usarán más de un millón de alumnos de nivel básico, dijo al reportero la enviada de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (CNIV), no tenía nada que ver con los implementos entregados en periodos análogos del pasado en los que se invirtieron entre 213 y 123 millones de pesos.
El columnista había publicado una entrega que llevaba por título “El hoyo negro que encontrará la #4T” y era una relatoría de lo que funcionarios del gobierno de Miguel Barbosa habían encontrado como parte del proceso de entrega-recepción.
“Una revisión a los uniformes escolares que ya están en bodega para ser entregados en el inicio del ciclo escolar del 26 de agosto, según prevé el calendario oficial de la Secretaría de Educación Pública (...) adolecen de los mismos defectos del pasado...”
Y es que en el pretérito fueron notorios los casos en los que jóvenes del sector educativo habían recibido pantalones o suéteres de enorme talla; las niñas faldas de una tela parecida al cartón y todos, zapatos de plásticos, inservibles para zonas como la mixteca poblana en donde las altas temperaturas superan conservadoramente los 28 grados centígrados.
La representación de la CNIV aseguró que los uniformes para los estudiantes nada tenían que ver con el pasado. Incluso mostró al autor de la Parabólica los suéteres, pantalones, camisas, blusas y calzado que ya estaba, casi en su totalidad, terminado.
Ayer el gobernador Miguel Barbosa habló del tema de los uniformes en particular, que tiene previsto entregar en menos de dos semanas más cuando como mandatario encabece el arranque del nuevo periodo lectivo.
Lo había hecho como candidato cuando advirtió que “les puedo asegurar que acabaré con la corrupción e irregularidades que se tuvo en gobiernos pasados para la compra de los zapatos y los uniformes”.
La perspectiva y criterio sobre calidad textil y diseño de los uniformes que ya están en las bodegas son notoriamente divergentes entre la Cámara Nacional del Vestido y el gobernador Barbosa.
Más que un conflicto empresarial, el asunto comienza a tomar otra ruta que va por el camino de la auditoría, las demandas y denuncias de las cuales no se van a poder sustraer funcionarios del pasado de primer y segundo nivel.