Han pasado menos de quince días del gobierno de Miguel Barbosa pero han bastado para observar que se trata de una autoridad que tiene la intención de dar la cara ante cualquier situación y no solamente para posar en la fotografía.
Tres acciones de los últimos días dan cuenta de esta afirmación: la presencia de Miguel Barbosa en los municipios de la mixteca donde se linchó a siete presuntos secuestradores; su recorrido en el zócalo tanto para tratar de poner fin a la huelga de hambre de los rechazados de la BUAP y de paso saludar a los poblanos que por ahí transitaban; y las Jornadas de Atención Ciudadana que este martes tienen su segunda convocatoria.
Los linchamientos, que ponen a Puebla en el mapa nacional y que demuestran la ingobernabilidad en algunas zonas del estado, fueron la razón principal por la cual el gobernador llamó a varios de sus secretarios y asistieran a la Zona Cero a fin de atender las demandas, enfriar los ánimos y claro, demostrar que si hay un gobierno al frente.
Miguel Barbosa también tomó el toro por los cuernos este lunes cuando utilizó sus dotes de parlamentario y negociador para invitar a los jóvenes rechazados de la BUAP a romper la huelga de hambre y levantar el plantón que instalaron en el zócalo capitalino.
Palabras más, palabras menos el mandatario comenzó el diálogo preguntando por el estado de salud de una joven que después de 12 días en huelga de hambre tuvo que ser hospitalizada. Después preguntó por las personas responsables o encargadas del movimiento, acto seguido expresó su solidaridad con la protesta y sin dar pie a tener que escuchar un interminable pliego petitorio, sentenció en cinco puntos cómo resolvería sus demandas. Las ofertas y promesas del gobernador, sobra decirlo, desarticularon cualquier reclamo en el acto.
Claro está, dejó en firme y reiteró su instrucción para que los jóvenes retiraran el plantón que año con año se coloca tras conocerse los resultados de admisión de la BUAP.
También les pidió pensar en su salud y para romper con la huelga de hambre no fue necesario que la policía ejerciera un violento desalojo ni que a la media noche llegaran uniformados para “encapsular” a los protestantes. A Miguel Barbosa le alcanzó el buen humor para decirles que los invitaba a comer tacos de chicharrón y cecina, oferta que arrancó las sonrisas y el compromiso de los jóvenes para pensar en dejar la huelga de hambre.
Si bien hay acciones que exponen al gobernador, como el darles 500 pesos como muestra de su solidaridad, lo cierto es que ha tomado, como pocos, la rienda de un gobierno.
Y para quien quiere regatear el acto, le dejo un dato curioso, la mayoría de los reporteros que llegaron a cubrir la nota eran los asignados al ayuntamiento, es decir, no hubo una convocatoria explícita a medios para que llegaran a “sacar la foto”.
De la segunda Jornada de Acción Ciudadana, veremos cómo se desarrolla pero la primera, dejó un buen sabor de boca entre los poblanos.
Y aunque ya sé que son odiosas las comparaciones, estos actos me llevan a recordar los tiempos de Rafael, habría sido impensable verlo caminar en el zócalo capitalino, saludando a los poblanos, sin un grupo de seguridad que lo resguardara. Tampoco me lo imagino atendiendo en las Jornadas ni mucho menos reconociendo en los municipios afectados que existe una debilidad del estado.
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Alcalá, 11 años después
La ex presidenta municipal Blanca Alcalá reapareció después de más de dos años de estar fuera de los reflectores, tras el desgaste que tuvo en la campaña a la gubernatura donde las deslealtades estuvieron a flor de piel.
La priista mostró que tiene autoridad moral para hablar de los temas de la capital. Al ser cuestionada sobre el trabajo de la presidenta municipal Claudia Rivera, recordó que Puebla era reconocido como uno de los cinco municipios más seguros del país.
El gobierno de Alcalá no fue rechazado por la sociedad, es quien quizá la mejor autoridad que controló el problema de los ambulantes.
En sus declaraciones, ayer dijo algo muy importante, para gobernar hay que tener un plan antes de iniciar la administración ya que es corto tiempo.
Claro estamos hablando de que Blanca Alcalá fue delegada de Banobras, secretaría de Finanzas y conoce realmente la administración pública, esperamos que sus declaraciones no se tomen como violencia de género, por el contrario, sería muy aplaudible un encuentro entre Claudia Rivera y Blanca Alcalá, la experiencia siempre será bien recibida.