La ineptitud y soberbia del presidente municipal de Tehuacán, Felipe Patjane provocó una crisis laboral que desembocó en una huelga de los trabajadores de la comuna, quienes exigían el pago de 14.5 millones de pesos.

Esta fue la primera huelga que estalló en 30 años en un municipio del estado, lo que generó una crisis política en la segunda ciudad más importante de la entidad.

Esa incapacidad ya comprobada del alcalde de Morena, provocó que se pusiera a prueba la capacidad negociadora del gobernador Luis Miguel Barbosa, quien a través de Fernando Manzanilla logró apagar el fuego en menos de 24 horas.

Tuvo que ser el operador político del gobernador quien negociará con los trabajadores sindicalizados, resolviendo un problema que pudo haber crecido de no ser por la reacción inmediata de Barbosa y la experiencia de Manzanilla, quienes ahora tienen una doble chamba, resolver los problemas del Estado y de paso, apagar el fuego que provocan los alcaldes por su soberbia y falta de sensibilidad política para enfrentar y resolver los conflictos de sus municipios.

El problema es que así como Tehuacán, están muchos otros de los ayuntamientos más importantes del estado.

¿Será que a partir de ahora el gobernador se verá obligado a tomar una postura paternalista para resolverle sus conflictos a cada presidente? ¿O los alcaldes se pondrán las pilas en el segundo año de gobierno para dar mejores resultados?

Veremos y diremos.

La burla a los padres

Muy delicadas fueron las declaraciones de ayer del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las “buenas noticias” que espera darle a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos desde hace 5 años.

¿Cuál cree usted que sería la mejor noticia para una madre o para un padre que llevan 60 meses esperando que su hijo regrese con vida a su casa? La respuesta es obvia.

La “esperanza” que AMLO tiene es muy respetable pero de ahí a jugar con los sentimientos de los padres de los desaparecidos para hacer del Caso Ayotzinapa un tema políticamente rentable, no tiene nombre.

Y que no me digan que se trató de un desliz de la “mañanera”, este discurso de los vamos a encontrar pronto y vivos ya se venía manejando por parte del gobierno federal desde la reunión que sostuvo Alejandro Encinas este mismo mes, con los padres de los 43.

El caos en las rutas y las concesiones de Moreno Valle

Más allá del aumento al servicio, urge una reingeniería en el transporte público capitalino. Hoy sabemos que durante el morenovallismo se entregaron concesiones de manera discrecional, principalmente a quienes se alquilaban para trasladar a la gente a los actos políticos.

El secretario de Movilidad y Transporte, Guillermo Aréchiga Santamaría, está enfrentando por primera vez en muchos años el tema con una visión técnica y no política. Ayer reveló que hay 800 rutas de transporte en el Estado, y el 60 por ciento están “encimadas”.

En la capital la cosa empeora, hasta 80 por ciento de los derroteros se “empatan” y eso lo podemos observar en varios puntos como la CAPU o las calles paralelas a la 11 Sur donde muchas rutas convergen desde que se impuso el sistema de RUTA.

El costo de esta negligencia lo pagamos los poblanos, tanto quienes usan el servicio público como quienes viajan en su vehículo, con calles congestionadas y pésima movilidad.

Una buena alternativa, ahora que andan en las negociaciones es generar derroteros que realmente conecten con un solo transporte a los poblanos que viven por ejemplo, en la zona de Forjadores y desean llegar a Angelópolis.

Otra alternativa que anteriormente hemos señalado sería que en lugar de tener tantas rutas amontonadas en el centro, alguna hiciera un recorrido por todas las calles del cerro de La Paz ya que actualmente ninguna línea llega más allá de Teziutlán

Opciones y necesidades hay muchas, basta con escuchar a los ciudadanos de a pie y para eso, bien podría servir una de las gustadas y tan utilizadas “consultas ciudadanas” a las que son afectos los representantes de la Cuarta Transformación.