En los últimos días han sucedido eventos que dan material para la reflexión. La pasada semana, el miércoles, los medios y las redes se inundaron temprano con la noticia de la desaparición de Juan Carlos Lastiri. Fue un levantón, fue un secuestro, fue un autosecuestro son teorías que se manejaron. En una entrevista el gobernador Luis Miguel Barbosa afirma que fue detenido, que va camino al Reclusorio Oriente con cargos por su participación en la Estafa Maestra.

Al otro día nada se sabía de él. En comunicados oficiales la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la Subsecretaría del Sistema Penitenciario afirman que no está detenido y que no se encuentra en ningún reclusorio.

Un día después por la noche a través de twitter nos enteramos de que ya estaba en su casa. Hoy aún no sabemos qué fue lo que realmente sucedió.

Esta semana el secretario de Gobernación Fernando Manzanilla Prieto afirmó que el gobierno trató el asunto, desde un principio, como un secuestro. ¿Y lo que dijo el gobernador?

Vivimos una época acelerada y con una fuerte polarización donde la prisa por informar y/o difundir por las redes nos lleva a medios y ciudadanos a pasar por alto las más mínima verificación de lo que estamos diciendo y difundiendo.

Bien lo dice mi compañero en Off the record Luis Enrique Sánchez quienes nos dedicamos a los medios de comunicación estamos obligados a hacer una profunda reflexión y autocrítica sobre el papel que estamos jugando y pensar si en verdad estamos aportando o simplemente somos una pieza más de la confusión.

Los tiempos han cambiado y la forma de comunicar también, los ciudadanos, los usuarios de redes sociales tenemos una responsabilidad. No se vale darle vuelo a noticias dudosas o inclusive claramente falsas por ignorancia o peor aún con intenciones poco éticas.

Vivimos tiempos convulsos, no sólo en nuestro país, en el mundo entero y eso nos obliga a todos a repensar el papel que jugamos.

Puede decirse que en muchos casos la confusión es generada intencionalmente con propósitos perversos pero si todos cooperamos, respiramos y pensamos un poco antes de comunicar o difundir podemos ayudar a frenar en parte este caos.

¿Tú ya pensaste el papel que juegas?

Más de lo mismo

1.- El presidente del Congreso estatal Gabriel Biestro Medinilla anuncia que en una auditoría aun sin concluir han encontrado desvíos por 10 millones de pesos. Acusa a Jorge Aguilar Chedraui, unos días después dice que no fue Aguilar Chedraui y acusa ahora a otros dos exdiputados.

2.- En una fan page de Facebook se dice que la UPAEP dio entrada y cobijo a grupos extremos pro vida que defiende la vida y minimizan la violación. Hay fuertes reacciones, incluso manifestaciones alrededor de la universidad. La UPAEP en un intento de deslinde saca un comunicado donde condena la violación, pone en duda la veracidad de la página pero no aclara si estos grupos están dentro de la propia universidad.

3.- A nivel nacional, pasan los días y cada intento de aclaración sobre lo sucedido en Culiacán solo genera más dudas y deja ver incluso mentiras por parte de las autoridades. En el caso LeBarón sucede algo parecido.