El gobierno estatal enfrenta un nuevo reto en el tema del adelgazamiento de la nómina y en este contexto habrá que reflexionar la permanencia de Abelardo Cuéllar como titular de la Secretaría del Trabajo.

Durante el morenovallismo, el abogado se dijo defensor de los burócratas que fueron despedidos por Rafael, esos extrabajadores también fueron el trampolín de Cuéllar Delgado para llegar a la Secretaría del Trabajo, por lo cual hoy llama la atención la incongruencia de sus hechos.

Como lo señalé el pasado 8 de julio, en este mismo espacio, el titular de la ST está repitiendo las prácticas que criticó y contra las cuales presentó juicios y amparos: “Aunque usted no lo crea, en este proceso de transición, el primer paso del “defensor” de los derechos laborales, quiere la cabeza de 70 trabajadores de la Secretaría del Trabajo. Así como usted lo lee”.

En esa misma entrega le comenté que: “Buena parte de este personal ha laborado por más de 15 y en algunos casos hasta 35 años en el Tribunal de Arbitraje del Estado de Puebla” y denuncié que parecía improbable que la intención fuera recortar el gasto porque “No sólo son los presidentes, magistrados y secretarios de estos tribunales, sino también el personal que gana menos de 8 mil pesos al mes”.

Ahí mismo expliqué que la llegada de Cuéllar Delgado a la Secretaría del Trabajo representaba un conflicto de interés.

“Según cifras que él mismo ha dado a conocer a medios de comunicación y cruzada con la información que corre en esos tribunales, el despacho de Abelardo Cuellar lleva más de 100 asuntos laborales contra la administración estatal…

“Esto lo deja inmerso en un claro conflicto de interés, en donde se convertirá en juez y parte como titular de la cartera del trabajo en el estado.

“No estamos hablando de un asunto menor, ya que el monto que está en juego en dichos juicios rebasa por mucho los 100 millones de pesos. Qué grave sería que estos juicios recibieran un trato preferencial en la siguiente administración.

“Quizá a eso obedezca su obsesión por colocar a empleados afines en los tribunales laborales, para que de manera incondicional le resuelvan los asuntos de su despacho personal”.

Retomo esta información porque el anuncio de Miguel Barbosa para despedir a más de 10 mil burócratas deberá cumplir con al menos tres diferencias para que no se equipare a las acciones arbitrarias de Moreno Valle.

Como es bien sabido, Rafael dejó sin empleo a más de 15 mil burócratas con el pretexto de recortar gastos pero Intolerancia Diario dio cuenta que esas plazas “vacías” no se eliminaron, por el contrario, el número de empleados en la nómina estatal, aumentó. Moreno Valle contrató a sus amigos, personajes con los que contrajo compromisos y hasta a operadores políticos, por ello el gasto en materia de sueldos y salarios no sólo no se adelgazó, sino que engrosó. 

Por ello, si Barbosa realmente quiere marcar una diferencia con el gobierno morenovallista deberá cumplir con al menos tres condicionantes:

1.- Mantener realmente un número menor de empleados que los que actualmente existen, es decir que las personas que ingresen a la administración pública sean menos que las que se despiden.

2.- Cumplir con lo que mandata la ley, es decir, realizar los pagos por conceptos de finiquitos e indemnizaciones tal como lo establecen las leyes. Gran parte de los ex burócratas que serán reinstalados –por laudos laborales- lograron ganar sus juicios por los atropellos a la ley que cometió Rafael.

3.- Evaluar los expedientes de quienes se quedan y de quienes se van. Durante el morenovallismo, no se dejó a títere con cabeza, jalaron parejo. En esta ocasión se ha dicho que la depuración es para erradicar a posibles aviadores, trabajadores irregulares y comisionados fantasma. En este caso será necesario presentar la lista negra, así como las demandas en contra de quienes han causado un daño patrimonial a Puebla o incurrieron en faltas administrativas.

Evidentemente los despidos tendrán un costo social que se reflejará en 2021, miles de familias poblanas pasarán una amarga navidad, pero si se cumplen las tres condicionantes anteriores, se lograría una verdadera diferencia con lo que ocurrió con Moreno Valle donde los criterios para despedir a trabajadores fueron: intereses políticos, compromisos y principalmente, fobias personales.