Andaría por los 60 años de edad. Su rostro reflejaba más cansancio que convicción del movimiento al que había sido llevado: adusto, con los surcos en el rostro que el paso de los años deja, sostenía sin muchas ganas una bandera roja, atada a un palo de escoba.
Son los simbolismos de los que ha nutrido su movimiento la organización Antorcha Campesina. Pobreza, cansancio y notoriamente acarreo en años en los que ha hecho crecer poder sin freno... y dinero, mucho.
La organización que ayer decidió cobrar la factura a los ciudadanos de la capital, tras la impericia u omisión para poder obtener registro como partido político ante el Instituto Electoral del Estado posee casi todo.
Tanto ha acumulado que hace años Aquiles Córdova Morán, una suerte de santo bolchevique en la organización protegida por Raúl y Carlos Salinas de Gortari desde la década de los 80, adquirió en una agencia de autos de lujo en la vía Atlixcáyotl un auto Mercedes Benz blindado, que finiquitó en efectivo.
Era mediados de la década del 2000, ya con enmudecido Vicente Fox en la presidencia de la República.
Ese desliz del capitalismo fue revelado en un trascendido en la emisión nocturna de TV Azteca Puebla, lo que encendió la ira del santón antorchista. Vino después un boicot que rayó en actos vandálicos en contra del empresario propietario de la televisora en esos años.
El autor del aserto televiso tampoco la libró: un extenso artículo escrito por Córdova Morán fue publicado como inserción pagada a plana entera en toda la cadena de la Organización Editorial Mexicana de Mario Vázquez Raña: El esbirro de la derecha, decía en una parte de la extensa lista de adjetivos.
Ese infundio nacional descansa hoy en el archivo periodístico del autor de aquella publicación como una muestra del desaseo de un dirigente y su grupo por intimidar y chantajear a quien se les permite para obtener lo que les conviene.
Este jueves miles de poblanas y poblanos vieron vulnerados sus derechos de tránsito en el Centro Histórico por el montaje antorchista; pero también cientos de acarreados que como el septuagenario que portaba sin fuerza la bandera roja en sus manos, fueron acarreados por una causa que no era la suya y además desconocían.
Detrás del discurso de la defensa de los pobres y la lucha democrática existe una larga lista de personajes que como aquel que gusta de autos blindados, medran todos los días y sus noches.