Era el año 2016 cuando el gobernador de Puebla electo Tony Gali recibió en sus manos el diagnóstico de un despacho prestigioso en el país en el que plasmaba un futuro poco alentador en términos de combate a la criminalidad.

Los hallazgos encontrados en este trabajo de investigación sugerían desde entonces la llegada de los grupos criminales más poderosos y sanguinarios: los Zetas, Familia Michoacana, el Cártel de Jalisco y otros más.

Adicional a ello, apuntaba al surgimiento de grupos locales que se habían dejado crecer al amparo de la protección oficial, como los ex secretarios de Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado y Facundo Rosas.

El vaticinio de hace un cuatrienio parece haberse cumplido con una precisión de relojero. Hace seis años que comenzó el proceso de descomposición que ahora tiene a Puebla como un reguero de cadáveres y el clamor general por la inseguridad rampante.

Este jueves en el programa Parabólica.MX el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia, Armando García Pedroche volvió a poner fecha al proceso de degradación que tiene a la sociedad sumida en el miedo, la indignación y la tristeza.

Nada de ese pasado está en la combativa línea discursiva de la oposición política en Puebla. La presidenta del Partido Acción Nacional, Genoveva Huerta ha sido incapaz de tener un acto de honestidad política para admitir que desde la gestión del extinto Rafael Moreno Valle se pervirtió la función pública.

La senadora Nadia Navarro, que tiene un foro mucho más estentóreo desde la tribuna senatorial, a quien tampoco se le conoce haber actuado en defensa de las mujeres humilladas o violentadas cuando fue titular del Instituto Poblano de la Mujer, también recurre con frecuencia a la diatriba fácil y la descalificación.

Nadie puede dudar que los responsables para ofrecer certidumbre, seguridad y tranquilidad es el gobernador Miguel Barbosa y su gabinete de seguridad, pero olvidar el pasado reciente es profundamente deshonesto y convenenciero.

Dotar de un poco de honorabilidad a la desprestigiada clase política tendría que pasar por admitir que el panista Rafael Moreno Valle fracasó, que su ejercicio de gobierno fue fallido por los yerros cometidos por sus funcionarios y que es momento de reconocer, para enmendar y enderezar.

Nada de eso existe porque el oportunismo priva, y la ventaja política forma parte de los usos y costumbres de los grupos que en el empeño por ganar espacios, han de esconder debajo de la alfombra la basura, eso incluye la administración que protegió a todo tipo de personajes del hampa: narcos, huachicoleros, extorsionadores y sicarios.