Era el año 1993 cuando el primer edil de Huejotzingo de la familia de los Morales, Carlos Morales, solía buscar refugio cuando el gobernador de la época, Manuel Bartlett realizaba giras de trabajo por ese municipio.
Aquella no era una disputa política, sino el síntoma de un estado anímico dominado por el miedo frente a las ineficacias de un presidente municipal que más se asemejaba a Varguitas, el célebre personaje de la película La Ley de Herodes de Luis Estrada, (1999).
La clase política de la época no dejaba de subrayar esa conducta de parte del presidente municipal, muy en consonancia con la de otros políticos y empresarios que habían hecho negocios bajo un principio rapaz propiciado por el antecesor de Bartlett, Mariano Piña Olaya.
De eso debe saber Fernando Morales Martínez, el presidente del Movimiento Ciudadano, que la víspera echó a andar al otro Morales, Carlos, el diputado local que también fue presidente municipal para tender una trampa a Raciel López Salazar, secretario de Seguridad Pública.
Habituado a contar la historia sólo desde la perspectiva que le conviene, el ex presidente municipal de Huejotzingo e hijo del edil escurridizo aquel en tiempos de barttlismo hace 27 años, contó otra mentirilla: la invitación o exhorto para que López Salazar acudiera a la mesa de la Comisión de Seguridad en el Congreso de Puebla había sido enviada dos semanas atrás, pero evitó mostrar el acuse.
En esa patraña acompañó a Morales Álvarez su compañero de bancada, Héctor Alonso Granados quien en los últimos ocho años transitó del priismo, a Nueva Alianza luego a Morena y terminó en el partido de Dante Delgado que en el estado regentea Fernando Morales, otro tránsfuga del PRI.
Alonso que sigue ofendido por la llegada a Puebla por gente no nacida en la entidad se dijo agraviado, como lo ha hecho a lo largo de las últimas tres bancadas de los últimos tres partidos políticos. A esa ofensiva de sumó la coordinadora de la bancada del PAN, Mónica Rodríguez.
Curioso, en el pasado reciente los tres personajes fueron beneficiados del morenovallismo, una expresión deforme del sistema de partidos en donde privó el pragmatismo.
Así que Carlos Morales, el hijo de aquel edil incómodo no sólo cerró los ojos ante el surgimiento de los grupos delincuenciales en Huejotzingo sino que ahora como presidente de la Comisión de Seguridad falta a la verdad.
Que le compre sus versiones tendenciosas quien no lo conozca.