La aún titular de Seguridad en el municipio de Puebla, María de Lourdes Rosales Martínez vivió en el peor de los mundos posibles: rodeada de la mezquindad política de la oposición que busca la destrucción del proyecto de izquierda en el municipio, abandonada por el equipo de Claudia Rivera, acosada por los medios cuya línea editorial sirven a intereses empresariales, el desdén de sus pares de género y el patriarcado reinante en la corporación.
Este viernes será relevada por un perfil ignoto en el ámbito de la seguridad y tareas policiacas. Sin haber tomado un arma en la mano, ni abordado siquiera una patrulla policial, Carla Morales no traerá mayor prenda que haber colaborado al lado de Ardelio Vargas, el morenovallista que luego mutó al peñanietismo.
La lectura que tienen en diversos círculos de opinión es que el también cercano de Genaro García Luna tiene el control de la Seguridad Pública del estado y la capital.
En todo caso resulta la más cómoda de las posiciones: mover los hilos de esos ámbitos evita el desgaste del ejército sujeto al escrutinio público.
Rosales Martínez se va de la Secretaría de Seguridad Ciudadana sin un sólo reconocimiento porque hacerlo público es políticamente incorrecto: el golpeteo político, la declaración fácil para descalificar su trabajo sin conocimiento pleno de la entraña delictiva y el celo desde las filas de las mafias desplazadas lo van a impedir.
Varios ejemplos del ninguneo que padeció derivado del machismo desbordado en el ámbito policial, fue cuando un ex secretario de Seguridad se sintió con poderes transexenales para imponer su voluntad.
Topó con pared porque la responsable de la corporación no sólo lo ignoró, sino que lo frenó cuando puso a los mandos heredados en responsabilidades ajenas a tareas en calle como cargos administrativos y otras tareas menores.
Y sin embargo no pudo advertir a tiempo lo que ya se veía con claridad: era objeto de violencia política de género. Así lo confió al autor de la Parabólica en una charla el 25 de febrero cuando la Dirección de Comunicación Social corrió invitación para conversar con la presidenta Claudia Rivera, Lourdes Rosales y otros servidores públicos.
La violencia desbordada, la actuación deliberada de grupos delictivos como el de ‘El Grillo’, ‘El Negro’ y otros, a quienes se les atribuyó violencia, robos y asaltos fue una herencia el pasado que sin embargo, también le cargaron.
Nadie reconocerá el esfuerzo de la primera mujer en dirigir a la policía y agentes de tránsito en la capital porque la cobardía y conveniencia política van de la mano. Así es la grilla de pasillo y la podredumbre de los sótanos.