El Partido Acción Nacional en Puebla se tendrá que ver obligado a despreciar su propio pasado. El mismo pretérito que marcó un antes y un después, aún a costa de figuras dignas e icónicas como Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile o Humberto Aguilar Coronado.

Nada de lo hecho desde la oposición digna y respondona quedará en el recuerdo. Si acaso, el periodo de oprobio en el que arribaron al poder con el cobijo de un grupo que además de pactar con quien fuera, protegió y alentó a un grupo de delincuentes contumaces.

Ahí están los beneficiarios como Facundo Rosas o Ardelio Vargas; Alejandro Santizo o Eukid Castañón; Marcelo García o Gerardo Islas.

En el colmo llegó a colocar como notarios a Fernando Rosales y al primo del extinto gobernador, Sergio Moreno Valle, a quien siempre placeó un sujeto a quien se le conoció como El Cachetes, un personaje que financió el combustible del parque vehicular en tiempos de campaña en 2010 y tan familiar para el clan que llegó a organizar comilonas extraordinarias en el fraccionamiento Haras del Bosque.

En agosto de 2018 el diario Reforma publicó en primera plana los nexos que Rafael Moreno Valle mantuvo con líderes delincuenciales como El Toñín, El Cachetes y a otro personaje del que ahora el panismo en pleno se sonroja: el ordinario Javier Lozano Alarcón.

La bitácora de impresentables alcanza a ediles como un misógino en Tecamachalco, Inés Saturnino; el de Venustiano Carranza, Rafael Valencia a quien se le vinculó con huachicoleros.

La larga lista de personajes a quienes se les ligó con la delincuencia organizada es extraordinaria y extensa y es pertinente tenerla siempre presente por diversas razones.

Primero para asumir que el sexenio del panista fue el de la entrega de patentes de corso para delinquir y medrar al amparo de la impunidad; segundo porque aún hay purulencias como la del edil con licencia en Ajalpan, Ignacio Salvador Hernández, apoyado por el mismo grupo político al que perteneció la dirigente del Partido Acción Nacional, Genoveva Huerta.

Ayer que la panista decidió expresar a través de su cuenta de twitter que el presidente municipal se había convertido al morenismo, bien le haría echar la mirada atrás para entender el significado del viejo refrán que dice que en política hay que tener cola corta, para evitar que sea pisada por los adversarios.

Ahora que @MBarbosaMX señala que el Alcalde de #Ajalpan esta siendo investigado por nexos con el crimen organizado, deberá aclarar si recibió en su caso recursos ilícitos a su campaña a gobernador, pues desde 2019 este Alcalde se volvió un activo de @PartidoMorenaMx pic.twitter.com/mQmXbSdVoi

— Genoveva Huerta (@GenovevaHuerta) April 7, 2020
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La desmemoria no es colectiva, es otra lección que debería comenzar a entender. El pasado de oprobio sigue vivo, y nada innoble resultaría comenzar a valorar ofrecer una disculpa por el daño provocado por tanto forajido que aún anda suelto y que Genoveva Huerta prefiere guardar en el armario como parientes purulentos, llenos de infecciones vergonzantes.