Antorcha Campesina, de Aquiles Córdova Morán, cuando pierde arrebata o denigra.

La entrega de la Parabólica de este jueves documentó casos de despojo, extorsión y cobro de piso como el narco.

Pero además miente. Era el año de 2003 cuándo Córdova Morán entró a la agencia de autos de lujo Reyes Huerta, frente al Fraccionamiento La Vista, en donde viven todos los ricos que el pretendido Chucho El Roto, dice combatir en favor de los pobres.

Adquirió un auto Mercedes Benz blindado de fábrica que a precios de mercado debe andar en los 2 millones de pesos. Los pagó en efectivo, porque puede, porque el lucro de la pobreza en un país de ignorantes lo permite.

Ese pequeño episodio fue contado en una pequeña columna de trascendidos que el reportero hacía como titular de la emisión nocturna de TV Azteca Puebla y eso encendió la ira del plutocrático dirigente.

Gobernaba el Partido Revolucionario Institucional de Mario Marín, el mismo partido que durante sexenios los protegió y acaudaló.

Así que como no podía patear el pesebre del que obtenía ganancias millonarias y posiciones políticas, Aquiles Córdova hizo publicar un extenso artículo lleno de ira en la cadena de periódicos de la Organización Editorial Mexicana cuya descalificación central era así: Fernando Maldonado es un esbirro de la derecha.

Y luego desató un acoso lleno de ilegalidades en contra del empresario propietario de la concesión televisiva, que debió terminar en un acuerdo.

Ahora que la entrega de la columna explicó con pruebas irrefutables dos casos de despojo y tráfico de influencias en la Fiscalía General del Estado sin que nadie explique aún la falta de actuación ministerial, acusan servilismo en la línea editorial de este reportero.

Esbirro de la derecha en el pasado y peón de Barbosa y Morena en el presente. Pobres plumas las de Córdova Morán, triste papel el de sus bots en redes sociales y de seguidores.

Tienen un líder que ya dio lo mejor, iracundo cuando la razón se le escapa y exhibido por una cadena de excesos que ha caducado.

Ese modelo de intimidación, acoso y victimización de su liderazgo lo pone el mismo nivel de otros personajes que recurren a la misma idea de descalificar cuando ya el crédito a la palabra está agotado.