La orden viene directa desde la casona del barrio del Alto. "A partir de este momento el que cambie la licencia de funcionamiento de Centro Nocturno a Restaurante Bar, tendrá los días contados para su funcionamiento".

Y es que no fue del agrado del gobierno estatal que un grupo de hombres y mujeres interrumpiera el tráfico de vehículos sobre el Bulevar 5 de Mayo, a la altura de la 14 Oriente, para presionar al gobernador Luis Miguel Barbosa a que permitiera la reapertura de Centros Nocturnos y otros negocios metidos a la diversión después de las 8 de la noche y hasta que el cuerpo aguante.

Si no le sirvió esta presión a Antorcha Campesina y a otros grupos, ¿por qué habría de servirles a quienes manejan los giros oscuros?

Señores, se acabó el table dance

De entrada, la conferencia de prensa, previa a las presiones de una marcha y de la interrupción del tráfico, no trajo los resultados que esperaban los empresarios de la vida nocturna de Puebla, que de entrada no son todos los que estaban, porque pretendían la condonación al 100 por ciento de los impuestos, entre ellos el pago de refrendo de las licencias, cuando la gran mayoría de empresarios en este rubro hicieron pagos.

Después tampoco pudieron hacer frente a preguntas tan simples como la de ¿cómo serán de aquí en adelante, con las medidas sanitarias para evitar el Covid-19, para un table dance?, o ¿cómo evitar que un cliente pasado de copas no rompa la sana distancia?

La respuesta lógica para el representante legal de este pequeño grupo, Guillermo Méndez Morales, fue muy sencilla, ya no habrá table dance entre personal femenino y clientes, lo que como consecuencia lógica disminuiría la presencia de los consumidores.

Como único rescate de la reunión de dueños de cabarets con reporteros, celebrada en un restaurante del barrio de Los Sapos, fue la solicitud de la inmediata reapertura a negocios que dan trabajo a 100 mil familias, lo que también parece muy exagerado.

Desquiciar el tráfico tampoco sirvió

Cerrar el Bulevar 5 de Mayo tampoco fue una buena idea.

Desde la ventana de una ruta, una mujer adulta increpó a los manifestantes.

"Yo gano 130 pesos diarios por 8 horas y voy a mi trabajo a lavar ropa".

Dijo la mujer que desesperada les pidió que dejaran pasar el transporte colectivo.

La respuesta fueron ofensas y burlas de quienes solicitaban les abrieran sus fuentes de trabajo.

¡Qué cosas no!

Nos vemos cuando nos veamos.