El muy querido, leído e inolvidable Gabriel García Márquez desde sus años mozos allá por Barranquilla, donde empezó a darle a las teclas, entregado a las capeas, toreadas y corridas que en la costa atlántica colombiana tanto gustan. De la Fiesta nunca permaneció lejos; se le veía en los tendidos y en múltiples ocasiones recibió aplaudidos brindis, no fue raro verlo dando la vuelta al ruedo acompañado del figuras del toreo. Ya siendo Premio Nobel de Literatura, el gran Gabo aficionado, taurófilo, profeso y confeso se expresó: “Sí la Tauromaquia está destinada a morir, quisiera verla morir con honor y como se merece, cuando los taurófilos dejemos de ir a las plazas y no cuando alguien ajeno me lo quiera imponer”.
Con toda la sabiduría de su maestría en Filología, Joaquín Sabina nos dice: “Creo que hay mucha ignorancia entre los antitaurinos y muchísimo desprecio a una cosa que ha sobrevivido siglos y que puede ser absolutamente bellísima, una metáfora de la vida y la muerte como no hay otra en el mundo. Pero ahora va lo políticamente correcto. Soy cantante por cobardía. Yo quería ser torero. ¡Cuanta honestidad y certeza en lo vivido y visto en la vida! Convicente enérgico, Joaquín, afirma: “No vayan a los toros si no quieren, pero dejen ya de tocarnos los cojones” .
El comunicador más escuchado y visto en México y digo escuchado porque su voz en la radio informaba con verdadero acierto y deleite para millones de mexicanos; Jacobo Zabludovski, participante activo de la fiesta brava, por sus entrevistas, reportajes y en sus noticieros se esperaba con interés la información de lo ocurrido en las Plazas y el anuncio de lo por acontecer: “Algo deben de tener las Plazas de Toros cuando en ellas se aprende más que en las universidades. El Toreo es un arte porque genera estímulos estéticos, acompañados de fuertes latidos del corazón, es una manifestación de destreza, perfección, habilidad, valentía por supuesto, hermosura, excelencia y finalmente de arte”. Nos dejó escrito el admirable Jacobo.
Federico García Lorca. Uno de los más grandes de las letras hispanoamericanas, muerto muy joven víctima de la defensa de sus principios. De la Fiesta Brava se expresó en términos de sentencia siendo una verdad que predomina: “Los Toros es la fiesta más culta que hay en el mundo”. Éste firme defensor de la Tauromaquia nacido hace 122 años, escribió: “El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado”.
En días tormentosos como los recién pasados, y en que la tormenta se agita y agiganta con estupideces absurdas; en algunos municipios los antis se atreven a pedir puestos de rodillas, golpes de pecho y clamando al cielo: “prohibir la entrada de niños y menores a las Plazas de Toros”. El Premio Nobel de Literatura, y también Premio Cervantes, el muy leído Mario Vargas Llosa, Pregón fulminante de la Feria de Sevilla en 2001, escribe y remacha, rebosante de orgullo por su crecer en una infancia taurina: “Yo llevé a mis hijos (a la Plaza) cuando pequeños y ninguno a salido cruel, ni mucho menos; porque la Fiesta Brava es un espectáculo de creación de belleza, como la poesía, la música y la novela”. También, de los gratos recuerdos de su infancia en Lima, Perú, el autor de “La tía Julia y el escribidor”, “Conversaciones en la Catedral”, nos ha compartido sus recuerdos: “Me llevó mi abuelo, tendría 8 o 9 años, todo me parecía extraordinario en ese inolvidable espectáculo: la música, el colorido de los trajes, los desplantes de los toreros. Durante mucho tiempo me han acompañado esas imágenes que unían elegancia, valentía y gracia”.
La despedida hoy, es con un recuerdo impactante de este tunde teclas: subiendo las escaleras de acceso al Relicario, rumbo al palco del Juez, tras de mí a unos pasos venía un aficionado llevando de la mano a su becerrito, un chaval de escasos 7 u 8 años. Éste jalaba firmemente la mano del papá al tiempo que le decía: “Papá…papá, cada vez que me traes a los toros, desde que estoy llegando ya estoy bien emocionado”. Seguramente aquellos que pretenden prohibir las corridas y hasta el acceso de los menores, carecen de capacidad para entender estas bellas emociones. Quizá únicamente son sensibles a lo que les produce fumar el humo de la verde, hoy permitida. Actitudes que de verdad hacen emborrascar.