Luego del desastre de la semana pasada de la logística de la vacunación contra el covid-19, el gobierno estatal tomará al toro por los cuernos.
Se habla de utilizar grandes estacionamientos y campus universitarios para la aplicación de las vacunas próximamente en la zona conurbada a la capital de Puebla, cuando lleguen los biológicos.
Así se evitarán aglomeraciones.
En tanto Rodrigo Abdala Dartigues, sigue escondido, sin informar nada de nada, un papelón de pena ajena.
Reporteros le estuvieron pidiendo una entrevista para que diera información sobre la vacunación cuando se lo encontraron dentro del puesto de vacunación de Tlaxcalancingo.
El señor superdelegado del Bienestar, simplemente desde lejos con su dedito les dijo que no.
Pero los compañeros reporteros insistieron.
Y él también insistió con su dedito que no, sin jamás acercarse.
Luego se salió por la puerta trasera, sin que nadie lo viera, antes de que terminara la vacunación y empezaran las molestias por haberse terminado el biológico con cientos de personas aun esperando.
Lo cierto es que no es la primera vez que lo hace.
Desde que llegó al frente de la Secretaría del Bienestar, Abdala Dartigues, se ha cerrado completamente.
Nunca hay información de tan importante dependencia que maneja los programas sociales más sensibles.
Las personas mayores tienen que estar adivinando qué hacer para allegarse de los apoyos.
Muchos dirán que la pandemia acrecentó la cerrazón, pero no, ya estaba la puerta cerrada desde la llegada de Rodrigo.
Por eso mismo, ahora con la llegada de las vacunas, no fue nada extraño su comportamiento ante la prensa.
Y pensar que el sobrino político del ex gobernador y ahora director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) Manuel Bartlett, asegura entre sus cuates que será el próximo gobernador de Puebla.
¿Entonces si saldrá a la luz?
Tiempo al tiempo.
Combate a la seguridad, el largo camino
Ayer 28 de febrero, Raciel López Salazar, cumplió su primer año al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Puebla (SSC).
Llegó en un momento muy difícil para la historia poblana, a días de que detonara la pandemia de Covid-19 y con números altos en percepción de delincuencia e índices delictivos.
Aún falta mucho por hacer en el tema, pero por fin se ve un avance, lento, pero avance al fin.
Desde aquel 28 de febrero del 2020 se han detenido a 4 mil 41 personas, lo que significa que en promedio se detuvo a 336 personas cada mes.
Con las aprehensiones se desarticuló a más de 230 bandas que operaban tanto en la zona metropolitana como en el interior del estado.
Puebla se ubica ya entre los 13 estados más seguros del país.
Seguramente estas cifras están aún lejos de lo que espera el gobernador Miguel Barbosa, pero da cuenta de que el ajuste que hizo en la dependencia fue el correcto.
El equipo de Raciel López se ha enfocado en desarticular a las bandas responsables de los delitos de mayor impacto, como las de “El Grillo”, “El Cachibombo”, “El Loco Téllez”, “El Moco”, “Los Valencia”, “Las Bigotonas”, entre otras y eso ha permitido las reducciones en la incidencia delictiva.
Aún es necesario bajar algunos delitos como el robo y el asalto principalmente en la zona metropolitana pero ha quedado de manifiesto que a diferencia del pasado no hay nexos de mandos policiacos del estado con la delincuencia organizada y que el combate a los delincuentes va en serio.
A la luz de los resultados resultó un acierto la designación de López Salazar al frente de la SSP, que ya demostró que puede con la delincuencia, porque la violencia se ha reducido notablemente.
En este entorno, aún tiene el reto de evitar que la delincuencia común siga robando autopartes, asaltando los camiones de transporte público y atracando negocios y casas,
Pero ya no es la misma Puebla con ejecuciones violentas a diario en el Triángulo Rojo, la ruta es la correcta y las señales son buenas, ahora esperamos mejores resultados.
Lento, pero seguro.
Tiempo al tiempo.