Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en la que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense porque me les vengo.

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Me cae de madre que yo sí creo que los mexicanos, y sobre todo los poblanos, tenemos a los políticos y el gobierno que nos merecemos.

Y es que nomás no me cabe en la cabezota cómo es que políticos y políticas desfilan, sin importar de qué color o siglas sean, con santas corruptelas y al poquito tiempo todo se nos olvida.

No nos vayamos muy lejos. ¿No se acuerdan cómo en la campaña de 2018, el Tlatoani de Macuspana le pegó unas santas madrizas mediáticas a Yunes Linares por eso de querer dejar a su hijo de gobernador de Veracruz?

Es de que son una bola de corruptos sin llenadera, decía entonces el ya sabes quién.

Pos resulta que en menos de tres años la disque Cuarta Transformación de México aprendió más rápido de lo que canta un gallo cómo hacerle a eso del nepotismo que le llaman.

En Guerrero, aunque al Toro Macedonio el INE le metió la espada, pa’ lo que sirvió fue pa’ que Morena sacara todavía más el cobre y pusiera de candidata a su hija la Becerrita de abanderada.

Pero acá en nuestro rancho, Morena no canta nada mal las rancheras con el flamante Nacho Mier, quien no quiso dejar sin el hueso a su querido Cachorrito Nachito, a quien con calzador y aceite terminó metiendo como candidato a alcalde por Tecamachalco, presumiendo que tiene una gran trayectoria.

Está bien que el amor de jefe te ciegue, pero pos hay que ser realista, don Nacho. Es como si, pa’ amarrar mis apariciones en la Arena Puebla, mi jefe me hubiera presumido como el siguiente Blue Demon.

Que alguien le recuerde a Papá Gallina que cuando Nachito fue diputado local, aunque fue de los consentidos de don Rafa, lo único que hizo fue levantar la mano pa’ cuando se lo pedía el jefazo.

A ver si este 6 de junio es el bueno pa’l junior. Y si no, no pasa nada porque pos pa’ eso está papá. ¿O no?