Quiubo, banda intolerante. Como ya se la saben, aquí les viene su héroe del barrio que les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense, porque me les vengo, y bien parejo. Conste que no les aviso dos veces.

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¡Ay, nanita!”, como diría mi jefecita “las vueltas que da la vida” o siendo lo mismo “nadie sabe para quién trabaja”.

Y es que mis carnalitos del alma así le pasó al flamante excandidato al Ayuntamiento de Tlachichuca, Iván Jonathan Collantes Cabañas, que regresó al Congreso con la colita entre las patas, al menos con oficio de por medio.

No es para menos, mis valedores, porque no se le hizo la que le prometieron, o sea, dejar la curul para irse como jefazo en aquel municipio.

Chale, así de fuerte habrá estado el desplome del ángel caído, que luego, luego, sin respirar entre caídas mejor prefirió volver por sus fueros que estar del lado de los perdedores.

Aunque más caído no se puede, digo, mis carnales. Si hasta en la lucha libre hay dignidad, con eso se los digo todo.

Porque no se trata de perder. Mínimo hay que meter las manos pa’ cuidar de la que vive uno, o sea, la cara, el pelo en pecho, la máscara o la cabellera. Pero meter las manos.

Para no hacerla de emoción, bandera, al diputado converso, que ya no candidato, lo mandaron a la lona del tercer puesto en la contienda.

No bastó que lo impulsaran PAN, PRI y PRD, ni así pudo hacerle manita de puerco al virtual ganador Giovanni González Vieyra de Movimiento Ciudadano (29.4%).

Mucho menos al segundo puesto, Miguel Guadalupe Morales de PT-Morena (24.7%) o Miguel Ángel Meza del PVEM (21.5), ni eso le alcanzó con su escueto 17.3%.

De ese tamaño estuvo la masacre política, mis valedores. Ya ven cómo ni las manitas metió.

Giovanni González Vieyra, por cierto hermano del actual diputado de CPP, Uruviel González, le propinó las espaldas planas de su vida.

No es por nada, pero caer así contra Giovanni González Vieyra.

¡Tsss! Eso va a arder un buen rato, ni más ni menos.

Conste que no es por ser mala leche, pero nomás por aquello del recuerdo, no olviden mis carnales que desde febrero de 2012, Iván Jonathan Collantes Cabañas, trae historia.

Porque desde entonces, cuando era alcalde panista, ya traía una cuentita de nomás unos 6 millones de pesos que pidió prestados en su campaña de 2010.

Eso de firmar pagarés y nomás hacerse de la vista gorda, me cae de madre que ni en las luchas de la feria.

Pero no quedó ahí, en sus tiempos de panista que no era priista o viceversa, perjuraba que la mano de Rafael Moreno Valle Rosas lo cuidaba de tanto pecado.

Y, ¿ahora?

Chales, mis intolerantes, ya ven cómo la vida sí que da vueltas. No se hagan roscas, ¡eh!

Ya paguen lo que deben o de Collantes Cabañas no los bajaré.