Guillermo López Mayo realizó la pantomima de elecciones de comité ejecutivo del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla (SUNTUAP), para poder seguir eternizándose al frente del organismo hechizo.

Se ha reelegido en cinco ocasiones, ahora lo hará de nuevo del 2021 al 2024.

Es como el rey del traje invisible, que no se da cuenta que está desnudo.

Es realmente vergonzoso y risible que se autodefina como líder sindical.

Un dirigente supuestamente debe ser capaz de hacer que el sindicato cumpla su función de instrumento de defensa de los intereses de los trabajadores en su relación patronal.

También debe ser capaz de aglutinar y organizar a los trabajadores.

En el caso de López Mayo es vergonzoso que pretenda seguir engañando a menos de 80 personas agremiadas que lo ven como dirigente sindical cuando ha sido incapaz de defender a los trabajadores.

Incluso ha permitido el deterioro del SUNTUAP, que cada vez está peor y más solo.

En esta pretendida elección no votaron ni 70 personas, aunque los trabajadores universitarios son varios miles.

Esa es su representatividad.

Ya es necesario que tenga la dignidad de retirarse, pero no lo hará mientras haya negocio,

Incluso ha engañado a algunos trabajadores universitarios que por ingenuidad o ignorancia lo siguen por el deseo patrimonial de un terreno.

Pero ahora el SUNTUAP, tiene un problema grave, ya que tienen que entregar unos terrenos conocidos como Rancho Vaquerías.

En 1994, José Luis Espinosa Vega interpuso un juicio por un adeudo de 60 mil pesos de un exdirigente de dicha organización sindical.

Los recursos que no se pudieron pagar porque en aquellos años no había fondos ya que estaban confiscados por la rectoría encabezada José Doger Corte.

Tras varios años, finalmente el juez tercero de Materia Civil de la Ciudad de Puebla ordenó al SUNTUAP que entregue al particular los terrenos del Rancho Vaquerías.

En este sitio se construyeron 150 casas, para saldar la deuda que supera la cantidad de un millón 700 mil pesos por los intereses moratorios que se establecieron en 10 por ciento de manera mensual.

Son más de 12 hectáreas, tienen un valor catastral de 158 millones de pesos y un valor comercial que podría rondar los 500 millones de pesos.

Por lo tanto, podría haber un desalojo.

Por cierto, en ese mismo sitio, el pasado sábado 12 de junio del año en curso, en el auditorio del SUNTUAP del Ex-Rancho de Vaquerías, se llevó a cabo el proceso de elección del Comité Ejecutivo y Comisiones Estatuarias.

Lo risible es que, para elegirse, de los 78 afiliados, solo votaron 67 y 60 de ellos a favor de la planilla Unidad y Solidaridad Sindical, cuatro a favor de otra planilla y tres anulados.

Claro que dicha planilla es encabezada por López Mayo, para seguir el negocio y su exigencia eterna de la toma de nota, que más bien ya es un pretexto para seguir embaucando.

De pena ajena.