La alcaldesa, Claudia Rivera Vivanco, increíblemente salió a defender a sus policías de quienes afirma, están impolutos y no se manchan con la corrupción.

Esa declaración desató más de una carcajada.

Parece que la alcaldesa no ha salido últimamente a las calles, las que no solo están literalmente tomadas por el comercio ambulante, sino por la delincuencia.

Acudir a las calles del Centro Histórico, sobre todo las de las 2 Poniente en adelante, es un verdadero riesgo de asalto o hurto de autopartes, por lo menos.

Claro, todos estos delitos serían los menos si no hubiera colusión.

Hace unas semanas sufrimos un robo de autopartes en la zona del hospital de San José, donde nos hurtaron varias cosas del vehículo, uno más de las decenas que se registran diariamente.

El problema es que un vecino que se nos acercó, nos dijo que los que operan robando autos en la zona son un grupo de adolescentes, hijos de narcomenudistas protegidos por la Policía Municipal.

Al estar en acuerdo con algunos de los uniformados, nadie los toca y siguen robando sin ninguna bronca.

Tan solo en el segundo trimestre del año, han incrementado 71.70 por ciento las denuncias o carpetas de investigación abiertas por el delito de robo con violencia.

Y es que pasaron de 728 registradas en el mismo periodo del 2020, a mil 250 en este año.

Los robos a negocios crecieron de 296 a 560 carpetas de investigación iniciadas, un 89.19 por ciento más de un año a otro.

Pero también crecieron los robos a transeúnte de 108 a 497 denuncias, un 360 por ciento de 2020 al 2021.

Todos son datos oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) y solo lo que se ha denunciado. Ahora multiplíquelo por 10, para una cifra más cercana a lo real.

Y es que, tras la cuarentena, salieron los ladrones.

Y si no hay colusión o corrupción, entonces hay una terrible ineficacia o ineptitud.

¿A cuál le va?

El lastre morenista

Carlos Evangelista buscaba de todas formas tomar el control del Congreso de Puebla en la Legislatura siguiente.

Y como no lo ha podido hacer, ha montado en cólera.

Al menos así lo dicen las huestes morenistas.

Ahora, se ha estado acercando a los próximos diputados para, según él, cobrarles el favor de haberlos hecho candidatos.

Pero solo ha recibido cerrones de puertas, sobre todo por la amarga experiencia que dejó en la pasada elección del 6 de junio, donde colocó a sus familiares en las candidaturas por un hueso.

Al gordito, como lo nombran algunos de sus compañeros, le recuerdan que no sólo lo apoyó e impulsó la reelección de su esposa Julieta Vences Valencia, sino también la candidatura de su hermano Juan Manuel León Evangelista a la alcaldía de Felipe Ángeles, quien finalmente perdió.

Este lastre lo va a tener cargando mucho tiempo y ahora lo ha frenado a tener ese control que quiere.

Tiempo al tiempo.