El marketing de influencers ha sido un de los enfoques más exitosos de la comercialización en la última década.
Consiste en generar vínculos de colaboración entre marcas, consumidores y aquellas personas con gran visibilidad y protagonismo en Internet.
Estos persuasores se caracterizan por tener carisma en el mundo virtual que los convierte en referentes para un gran número de posibles compradores.
El uso de lo que hoy se conoce como influencers no es nuevo en el espectáculo taurino. Dos de los más emblemáticos han sido Rafael Sánchez "El Pipo" y Gregorio Corrochano.
El Pipo no sólo descubrió a Manuel Benítez "El Cordobés" sino que, a través de una fuerza imaginativa, desarrolló una leyenda novedosa y pintoresca que produjeron una rentabilidad nunca conocida en los toros.
"Te compraré una casa o llevarás luto por mí", "cita con la muerte" o "aprendiendo a morir", son algunas de las frases que El Pipo puso en boca de El Cordobés para provocar un revolución en las plazas de toros, incluso antes que Benítez tomara la alternativa.
Gregorio Corrochano era un ensayista con gran ascendencia en distintos círculos taurinos. Tanto así que cuando los maestrantes se sintieron amenazados por Gallito y la construcción de la Monumental de Sevilla, acudieron a Corrochano.
El escritor acosó a Gallito y, con tácticas que hoy podríamos llamar de influencer negativo, volteó al público y lo puso su contra.
La persecución de Corrochano hacia el menor de los gallos fue tan feroz, que obligó a una reconciliación para que toreara la corrida de Talavera en la que, lamentablemente, Joselito El Galloencontró la muerte.
En la actualidad hay personajes con gran visibilidad en las redes sociales que pueden ser auténticos diamantes en bruto para el espectáculo taurino que, bien utilizados, pueden convertirse en el ingrediente que necesita la fiesta brava mexicana.
Me llaman la atención dos influencers a quienes sigo desde hace algunos meses. Las dos son abogadas y su amor por la tauromaquia las ha llevado a las redes sociales: Ximena Rivas y María Ángeles Díaz Hubard.
Ximena se aficionó a los toros acompañando a su papá a la Plaza México cuando anunciaban a Enrique Ponce o a Pablo Hermoso de Mendoza.
Un compañero de trabajo despertó su curiosidad compartiéndole datos que a ella le parecían interesantes como colores de los ternos o las pintas de los toros. Se dio cuenta que el mundo taurino era más rico y profundo que ir a la plaza de vez en cuando.
"Me dieron ganas de seguir aprendiendo y empecé a ir a los toros por mi cuenta", me comentó Ximena. También descubrió un mundillo cerrado, con poca información para el nuevo aficionado.
Se acercaba a los taurinos y le hablaban en un lenguaje complejo, difícil de entender para un neófito. Ella quería comprender lo que pasaba en la plaza y los taurinos le hablaban de Belmonte.
No encontraba en la Internet información en un lenguaje que unmillennial sin antecedentes taurinos pudiera entender, así que decidió crearlo.
Diseñó la marca Taurinísima y empezó a introducir contenido atractivo para un público joven deseoso de nuevas experiencias.
"La defensa de la tauromaquia va de la mano con la invitación a un nuevo publico", manifiesta Ximena.
"La gente está llena de prejuicios hacia los toros porque la información que se encuentra en Internet es principalmente de ataques. Cuando les explico que no hay tortura, anhelan ver más. Los jóvenes de mi edad quieren descubrir por qué decimos que los toros es arte".
Desde el 2019 que creó Taurinísima, Ximena Rivas ha llevado por primera vez a los toros a cerca de cien chavos y sólo uno de ellos no ha querido regresar.
Taurinísima tiene más de diez mil seguidores en redes sociales. Para darle al lector una idea de su influencia, cuento una anécdota personal. Normalmente publico en mis redes sociales los artículos que escribo de toros, con un alcance mínimo.
En una ocasión, Taurinísima recomendó uno de mis ensayos y sus vistas crecieron en 560 por ciento.
María Ángeles Díaz Hubard se cuece aparte. Ella, igual que lo hizo Gregorio Corrochano, influye en el público de los conocedores. Hija del aficionado práctico Felipe Díaz, ella aprendió de toros de niña escuchando a don Luis Barroso.
Recién casada se fue a vivir a los Estados Unidos, pero no podía vivir alejada del mundo taurino: "Lo que me daba vida era mi afición. No puedo no estar relacionada con eso que me permite sentirme viva".
Leyó que El Juli tenía Twitter y eso la llevó a explorar dicha red social. Veía las corridas de España mientras cocinaba y empezó a reseñarlas en Twitter.
Ángeles entendió el funcionamiento de la red social del pajarito azul. Cada vez que se transmite una corrida por Internet, expone el comportamiento de los toros, la colocación de los toreros, sus fallas y aciertos. Hace que, incluso el que se siente más conocedor, disfrute y aprenda viendo toros por Internet.
La propiedad y riqueza de sus observaciones han hecho que la sigan semanalmente más de cinco mil aficionados.
La han invitado a dar conferencias a Ronda y es común que la entrevisten radiodifusoras españolas. Cuando la escuchan hablar, sus seguidores se sorprenden que sea mexicana.
Eso la ha llevado a defender al toro mexicano y a explicarle al aficionado español las características del encaste San Mateo. Critica constantemente lo que ella llama "el triunfalismo y la indultitis".
La fama de Ángeles ha provocado que sea víctima de ataques antitaurinos: "Tengo bloqueados a más de 500 personas. Me han deseado la muerte y me han dicho cosas como que ojalá te mueras colgada de un cuerno".
Su nuevo proyecto es la creación de "Redes culturales taurinas", que está lanzando en compañía de los académicos François Zumbiehl y Fernanda Haro.
Ximena Rivas y Ángeles Díaz Hubard coinciden en que no nos debe dar miedo decir que somos taurinos y que es, a través de las redes sociales, como podemos despertar la curiosidad que haga que los jóvenes se acerquen a la tauromaquia.
Ojalá que los profesionales de la tauromaquia inviertan en este tipo de influencers para que su fuerza imaginativa provoque un revulsivo que atraigan a nuevos públicos, haciendo de las corridas de toros un espectáculo rentable.