En estos días será publicada la actualización de la Norma 001 de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) referente a los límites permisibles de los contaminantes en las descargas residuales en aguas nacionales. La norma vigente, que debe ser actualizada por ley cada cinco años, es de 1996 y se ha quedado corta para regular.

Las actualizaciones propuestas son de relevancia y en muchos casos de sentido común, por ejemplo, la regulación del color de las descargas. Otros elementos, como reducir la temperatura de emisiones de 40° a 35° tienen un impacto directo en los vapuleados ecosistemas acuáticos que persisten.

En general, la norma se robustece a beneficio del medio ambiente y en detrimento de las industrias; siendo detrimento la internalización de costos que hoy en día paga la sociedad y el ecosistema.

Casi la totalidad de las cámaras industriales se ha manifestado en contra de esta medida realizada por la SEMARNAT de María Luisa Albores a través del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y las razones son obvias.

Imagine veinticinco años sin verificar su auto, invertir en un catalizador u otras tecnologías para disminuir impactos medio ambientales, o de plano no jubilar a su empresa pese a ser un contaminador neto. La comparación puede serle útil para notar las reticencias.

Organismos como el Consejo Nacional Agropecuario se han expresado en contra de las actualizaciones que requeriría hacer la industria aduciendo, sin equivocarse tanto, que los parámetros son muy superiores a las normas internacionales.

No obstante, el chiste es compartido, pues todo mundo conoce la mediocridad en la procuración de justicia ambiental de este país, y si conoce un poco del tema sabe su nombre, PROFEPA.

La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, organismo descentralizado de la SEMARNAT, tiene el mandato de aplicar la legislación ambiental y proceder para su cumplimiento, pero nunca había estado más inoperante como ahora con su procuradora, la abogada Blanca Alicia Mendoza.

Su nula capacidad para atender el tema de las vaquitas marinas, uno de los cetáceos más pequeños del mundo, oriundo del Mar de Cortés y con un enorme respaldo de redes sociales y actores como Leonardo DiCaprio, ha puesto su cabeza entre las prioridades de Relaciones Exteriores y la SEMARNAT. El hecho de haber llegado al puesto por su comadrazgo con la extitular de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), Olga Sánchez Cordero, hacen más creíbles estos rumores.

A Puebla solo se ha paseado para atender un evento de su hija en la Anáhuac hace más de un año, y ya.

Las representaciones estatales son un mar de desolación. Sin delegados por mandato presidencial, sin inspectores y con un recorte para operaciones en campo, no sirven ya para aquel magro acompañamiento a ayuntamientos y privados para intentar levantar denuncias.

Cafés espumosos

Si usted ha visto un latte art, es decir la expresión artística de un barista en un café (las florecitas de leche en un expreso), podría llevarse el nombre de los dos inventores de esta técnica, cada uno por su cuenta, Luigi Lupi y David Schomer, ambos rockstars del acotado mundo del café, baristas y cafés.

Este fin de semana, el italiano padre del arte del café con leche estuvo en Puebla para brindar cursos, así como visitar una zona cafetalera de Zongozotla, en continuación de un tour por el país que lo llevó por Guadalajara y Tijuana.

Aunque auspiciado por la franquiciataria bajacaliforniana Grupo Baristi, creadores de la única máquina de expreso mexicana, renovación de las concesiones de cafeterías cof, cof, el encuentro fue impulsado por la Secretaría de Desarrollo Rural y el Gobierno del Estado para el desarrollo de la cafeticultura poblana.

Los costos reducidos, así como las generosas becas para hijos de productores y compradores comerciales de café poblano fueron parte de un evento que escapa de la tónica común de la dependencia por su buen tino y proyección.