Tuvieron que pasar más de 5 meses de la detención del exdiputado Benjamín Saúl H. C., para que Morena decidiera que no era un militante digno y lo diera de baja de sus filas.

La “expulsión” del hombre que se encuentra tras las rejas, acusado por violación de menores, refleja los vicios de un partido que se presume diferente a las otras fuerzas políticas.

Es increíble que con toda la protección que recibió Saúl H. C., en  San Lázaro fuese más fácil y rápido desaforarlo que cortarle los derechos partidistas, mismos que dentro de prisión habría perdido.

El tortuguismo con el cual operó la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) le cargó a Morena todo el desprestigio que el legislador arrastró en las pasadas elecciones.

Junto a Mauricio Toledo, de quien lo último que se supo es que andaba en Chile, Saúl fue el rostro de los peores candidatos de Morena en Puebla, al grado que el distrito por el cual buscaba su reelección fue ganado por la alianza opositora.

El caso de Saúl es reflejo de la inoperancia del órgano de control interno de Morena, pues lejos de coadyuvar e impulsar el esclarecimiento de los hechos y la impartición de justicia, fue una oficialía de partes que esperaba a que el exlegislador llegara a reconocer sus delitos para, ahora sí, tomar cartas en el asunto.

La lentitud y omisión de la CNHJ revelan también que para Morena las víctimas no importan, no existen, es más ni se acordaron de ellas, si le hubiera interesado el bienestar de los jóvenes violentados o de sus familias podría ser quien impulsara y acelerara las investigaciones, pero no son tan comodinos o cómplices como los partidos de los que tanto reniegan.

Reto para el Congreso

La marcha que se realizará este martes por el Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal pondrá presión a los diputados para abordar un tema que la legislatura pasada, a pesar de contar con mayoría morenista, aplazó hasta la ignominia.

Existen ahora mismo varias iniciativas en la congeladora para despenalizar el aborto, las conclusiones del Parlamente Abierto que recogen voces de especialistas y colectivos y la sentencia de la SCJN. Son el coctel perfecto para atender el reclamo y despenalizar de una vez por todas el aborto en Puebla.

La cuestión no es si la sociedad está o no a favor, si se realiza o no una consulta o si habrá costos políticos, el asunto es que desde hace años debió ser aprobada la interrupción legal del embarazo.

Y antes de que salgan a decir que con esto se promoverá el aborto como método anticonceptivo, les recuerdo que es legal tomar y no por eso la gente llega cada noche, a su casa, hasta las manitas.

Se trata, como se ha explicado en muchas ocasiones, de brindar las condiciones dignas a las mujeres que por diversas razones decidan tomar esa difícil decisión.

La ola verde será un lunar que las y los diputados deberán sopesar, no sea que repitan los pasos de Biestro quien aplazó y aplazó tanto la iniciativa que al final se le convirtió en un asunto escabroso en plena temporada electoral.

Si lo que preocupa a los entrantes legisladores es el precio político que pagarán por aprobar las reformas, sería bueno que piensen que en estos momentos tienen tres años –de aquí al 2024- para borrar el tema, de lo contrario las colectivas amagan con estar permanentemente recordándoles su falta de compromiso y entonces sí, que Dios los agarre confesados.