Aunque la guerra por la presidencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN) está prácticamente definida en favor de Genoveva Huerta, ya sólo se espera que Ana Teresa Aranda Orozco decida si solicita o no licencia para separarse de la diputación.
Si pide el permiso es claro que buscará por segunda ocasión la dirigencia estatal del blanquiazul en Puebla, sólo que esta vez, a diferencia de la ocasión anterior, acudirá a un escenario complicado porque no será el Consejo Estatal quien decida, sino que habrá una elección abierta a la militancia.
Uno de los requisitos que marca la convocatoria es que en Puebla, las mujeres que aspiren a la presidencia del partido y ocupen un cargo en la administración pública, o de elección popular, deben solicitar licencia antes del 10 de octubre.
De ahí que este fin de semana se sepa si realmente habrá competencia o será una “planilla de unidad”.
Ayer Genoveva Huerta presentó su solicitud de licencia, tanto a la diputación federal, como a la dirigencia del partido e inmediatamente después comenzó con la preparación de la gran fiesta para su registro el próximo domingo.
Si AnaTere decide solicitar licencia, la aduana que deberá sortear incluye la solicitud ante el Tribunal Electoral para que la dieran de baja del padrón panista, trámite que inició para poder contender como candidata independiente a la gubernatura en el 2016.
Si bien ese procedimiento no avanzó en aquellos años para complicar su candidatura, aparentemente hay un dictamen que reconocería la separación de La Doña del partido de sus amores.
Aunque está sumamente ligada e identificada con la doctrina panista, ese detalle podría convertirse en el obstáculo más grande para Aranda, ya que su militancia se estaría reduciendo a dos años.
Si La Doña decide quedarse en la Cámara de Diputados, advirtiendo los problemas que enfrentaría en una nueva aventura, el domingo se comenzaría a festejar el triunfo de Genoveva gracias al dedazo de Marko Cortés quien antidemocráticamente dejó fuera de la contienda a los hombres para frenar al candidato de Lalo Rivera.
Hay que recordar que la contienda originalmente sería entre tres, pues Marcos Castro estaba puesto, lo mismo que Rafael Micalco; pero fueron relegados con el falso y equivocado concepto de la paridad de género.
Así que estaremos pendientes de lo que suceda éste viernes en San Lázaro, para saber si habrá o no batalla azul.
Independientemente del resultado, lo cierto es que aunque se presente una sola planilla, la unidad será solo de dientes para afuera, porque para desgracia del panismo, las fracturas están a flor de piel.
Lo que se ve, no se juzga.