“Voy a perder mi ojo, malditos”, con este doloroso reclamo un trabajador de Dos Bocas, lleno de sangre en la cara, denunció las agresiones que el pasado miércoles se realizaron en la refinería y obra emblemática de Andrés Manuel.

No fue el único, el saldo hasta el momento, es de seis trabajadores heridos con balas de goma, artefactos muy similares a los que utilizó la policía de Facundo Rosas y Rafael Moreno Valle en Chalchihuapan.

Al igual que en el morenovallismo, el gobierno responsable ha escondido la cabeza y lejos de ofrecer apoyo médico, psicológico, garantías laborales y una disculpa pública, pretenden minimizar uno de los conflictos que marcarán a AMLO.

El presidente dijo que se trataba de un conflicto sindical y hasta embarró a una confederación que ni vela tiene en el entierro, alguien le mintió y expuso una vez más al presidente… o él decidió falsear la información.

Tampoco es cierto que todo haya regresado a la normalidad y los trabajadores, “felices, felices”, retomaran ayer jueves sus actividades.

Al igual que el hostigamiento y la persecución que realizó Moreno Valle en el caso Chalchihuapan, en Dos Bocas se comenzó un peligroso amedrentamiento de los trabajadores.

Desde las mantas colocadas en donde prácticamente se les indica a los obreros que, o se atienen a las condiciones actuales de trabajo o presentan su renuncia; hasta la revisión minuciosa de sus pertenencias al ingresar al complejo.

Ayer por la tarde, algunos trabajadores acusaron que dentro de la obra emblemática de AMLO se presentaron nuevos conflictos que incluyeron balazos y heridos. Pero para el gobierno federal, simplemente se trató de una decena de rijosos.

Estamos hablando de personas que podrían perder un órgano, la movilidad o la vida, pero nuevamente las dos versiones en Dos Bocas.

Y ojo, que esta obra no es el único sitio en donde el gobierno de López Obrador enfrenta protestas y para colmo, no podemos olvidar las advertencias de los expertos sobre el pésimo negocio que es la construcción de esta refinería.

Ese “edén” es el que abandonó el morenista Adán Augusto López, el que provisionalmente gobierna Carlos Manuel Merino Campos y el que estará en las manos de Layda Sansores San Román, todos defensores a ultranza de la 4T.

Pobre Tabasco.

Y llegó la fecha

Cuando usted esté leyendo este texto, oficialmente los presidentes municipales de Puebla serán otros. Salvo los que se reeligieron, la mayoría de hombres y mujeres que estarán al frente de los ayuntamientos tienen desde ya la enorme tarea de frenar la inseguridad de sus demarcaciones, detonar la economía pausada por la pandemia y dotar de servicios a sus gobernados.

La confianza está puesta en ellos, veremos si son dignos de responder a ella o simplemente, como las autoridades que se van, terminan por demostrarnos que no es lo mismo ser borrachos que cantineros.

Los ojos de los poblanos están sobre ellos. Ahora a cumplir.