Desde hace diez años Intolerancia Diario advirtió del saqueo que se estaba realizando en diferentes museos no sólo de la capital, sino del interior del estado, con el pretexto de que las piezas se exhibirían en dos museos del morenovallismo, el Internacional del Barroco y el Fuerte de Guadalupe.
Ayer el secretario de Cultura, Sergio Vergara, denunció que el museo José Luis Bello y González sería uno de los más afectados y las piezas que faltan no están en el Museo Barroco, como lo habían prometido los morenovallistas al desmantelarlo.
No fue el único caso. En septiembre de 2012 a través de un reportaje del museo de sitio de Xochiapulco, Intolerancia Diario pudo constatar que el lugar había sido desmantelado para vestir el Museo Fuerte de Guadalupe.
Las piezas “prestadas” difícilmente regresarán porque en la madrugada del 28 de diciembre de 2019 un grupo de ladrones saqueó el Museo Fuerte de Guadalupe llevándose medallas, una espada y monedas que seguramente ya habrán sido vendidos en el mercado negro.
Durante su comparecencia Vergara Berdejo, informó que en el inventario y la revisión que realizó su dependencia se hallaron 42 sustituciones, 9 piezas alteradas y 27 piezas sustraídas.
En este informe llama la atención las sustituciones o falsificaciones, lo que hace advertir que incluso la delincuencia organizada podría estar involucrada en éstos hechos.
El tema de la falsificación de las obras de arte también fue documentado en su momento por esta casa editorial cuando el artista juchiteco, Francisco Toledo, narró su tragedia.
Resulta que en su amor por Puebla prestó al morenovallismo una parte de su obra –valuada en millones de pesos- para que se exhibiera en los museos de la entidad.
Cuando se le devolvieron las obras, el artista se dio cuenta que le habían cambiado varias obras por copias, lo que generó el enojo -justificado- del oaxaqueño.
¿Cuántas falsificaciones más no se habrán realizado en esos años?, ¿En las salas de qué funcionarios descansarán las obras originales?
Sería bueno saber que pensarán los ex diputados Guillermo Aréchiga, y Jesús Zaldívar quienes en 2013 defendieron en el Congreso del estado a capa y espada el proyecto cultural del morenovallismo, pues como dice el dicho: tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata.