Para Enrique Tierno Galván, los toros son el acontecimiento que más ha educado social, e incluso políticamente, al pueblo español.

Explicaba que en los toros hay una actitud colectiva de humildad y una lección para quien le da demasiada importancia a la diferencia de clases o al poder económico.

Según Tierno Galván, todo empieza con la propia disposición de la plaza: una circunferencia y estructurada en círculos concéntricos. Esto provoca que el espectador "se sienta parte de un torbellino cuyo vértice lo forman el torero y el toro", esos dos elementos fundamentales de la tauromaquia que están en ruedo.

Enrique Tierno Galván fue un intelectual, ensayista, académico y político, que jugó un papel importante en la transición española. Defendió la Constitución como un texto de reconciliación y un punto de partida para construir una sociedad democrática avanzada. Su prestigio lo llevó a ser electo alcalde de Madrid en las primeras elecciones democráticas en 1979.

Desde esta visión de demócrata, decía que el espectador de los toros se ejercita en forma continua "en la apreciación de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto, de lo bello y de lo feo".

El pasado lunes 7 de marzo murió mi maestro y amigo Agustín Llamas Mendoza, un intelectual que siempre intentaba hacer pensar a los demás. Defensor de la democracia, de las buenas costumbres y del tono humano. Formador de personas. Gran aficionado a los toros.

Para Agustín, la democracia es práctica. Representa la búsqueda de un lugar entre lo ideal y lo real. La democracia –desde la visión de Llamas– no sólo es una forma de organización, sino un estilo de vida que está asentado en valores sociales y humanos que promueven la convivencia pacífica a través de relaciones de cooperación y solidaridad. A esto le llamaba la generación de valor social.

Tierno Galván y Llamas podrían parecer opuestos si los ponemos en un plano cartesiano. Enrique, de izquierda; Agustín, de derecha. Pero sus coincidencias intelectuales son mucho mayores que sus diferencias ideológicas. Los dos veían a la democracia como un modo de vida sustentado en valores como la tolerancia, la inclusión, la participación, el respeto, la legalidad y la transparencia. Y por ello, la defensa que ambos hicieron de la tauromaquia tenía el mismo punto de encuentro.

Coincidían también en la búsqueda del estilo y de la elegancia. Para Tierno Galván, templar es subordinar el lance al estilo y eso representa la quintaesencia del toreo. "El espectador percibe y valora el tremendo esfuerzo que ha de hacer el matador para conseguir estilizar la faena, y aprender a ver la belleza ascéticamente recogida en el estilo, e incluso a componer su persona con la compostura sobria y elegante asimilada en la fiesta".

Aunque Agustín Llamas solía asistir a Barrera de Sombra en la Plaza México, aceptó acompañarme a la toros el 8 de febrero del 2009 y ver la corrida desde el segundo tendido, fila 13, que era donde mi familia tenía derechos de apartado.

Esa tarde acudió a los toros con su hijo, a quien desde este espacio le mando el pésame y un fuerte abrazo. Ese día, Enrique Ponce y Arturo Macías cortaron dos orejas y rabo cada uno.

Entre la emoción colectiva y la belleza de lances y pases, desde la circunferencia de La México, Llamas Mendoza me hizo ver que la producción de bienes públicos y la generación de valor social, son asuntos que deben interesarnos a todos los que vivimos en la misma sociedad.