El discurso de odio que un día sí y otro también enlista el Presidente Andrés Manuel contra los periodistas cobró una víctima más, la octava en lo que va de este año.

Poco después de las 19:00 de anoche, el periodista Armando Linares fue asesinado a tiros en su casa y frente a sus hijos, en Zitácuaro, Michoacán.

Linares, como muchos periodistas en México, había denunciado agresiones, amenazas e incluso había perdido a otro colega de Monitor Michoacán. El 31 de enero, también a balazos, tres sicarios asesinaron a Roberto Toledo en las instalaciones del medio de comunicación.

El asesinato de Linares se inscribe en el marco del exhorto que lanzaron los eurodiputados para pedirle a López Obrador que deje de utilizar una retórica contra la libertad de prensa y que como jefe de la nación garantice los espacios para que el derecho de los mexicanos a estar informados se pueda realizar en un clima de paz.

Como ya lo dijimos, AMLO en lugar de tomar cartas en el asunto o reconocer que sus palabras en La Mañanera generan condiciones que arrebatan la vida a los periodistas, prefirió abrir otro frente de guerra y responder con una vergonzosa carta, firmada por el “Gobierno de la República” y destruir de un tuitazo, años de diplomacia mexicana.

En dos meses y medio que llevamos de este 2022, ocho periodistas han sido asesinados, más allá de la fobia del presidente por la transparencia y las denuncias periodísticas, está claro que el llamado del Parlamento Europeo es una dolorosa realidad.

Y mientras el inquilino de Palacio Nacional insista en negarla, el riesgo para quienes ejercen el oficio más noble del mundo, será más alto que el de los corresponsales de guerra.

Si realmente López Obrador, como dijo en su mañanera, hubiera leído tres libros de Ryszard Kapuściński entendería que agradar al régimen no es hacer periodismo.

Biestro y su lopezobradorismo ciego

Al parecer al secretario del Trabajo en Puebla, Gabriel Biestro, no le gustó que hiciéramos una crítica por la tabla donde comparó los precios de la gasolina en México y países como Noruega, Holanda o Finlandia.

Se imaginan cuál es la preocupación de los burócratas y ciudadanos europeos, si la gasolina llega a costar 50 pesos, pues realmente ninguna porque pagan dos euros por litro, que para ellos no es nada.

Finalmente resulta un tanto divertido ver cómo los exbrigadistas lopezobradoristas se mimetizan con su Mesías, ya que recurren a frases hechas: “esos conservadores están moralmente derrotados”.

Así nuestro secretario del trabajo demuestra que en lugar de desquitar su salario atendiendo los juicios rezagados, se entretiene en las redes sociales promocionando al presidente en plena vedaQue no se diga sorprendido si algún día le llega una sanción.