Hemos atravesado los primeros tres largos años del gobierno de López Obrador y lejos de poder presumir algún éxito de la 4T la constante es el uso de las cortinas de humo.
Cuando estalló la bomba sobre el dinero que recibió su hermano Pío en efectivo para apuntalar a Morena, acto prohibido por la ley electoral, un movimiento en el gabinete sirvió como caja china.
Cuando tronó lo de la Casa Gris, coincidentemente muchas acciones trataron de opacar y desviar la conversación pública. Al entender que el conflicto de intereses, que el caso Vidanta y que la opacidad estaban abollando la imagen de AMLO se publicaron las diferencias entre Julio Scherer Ibarra, Olga Sánchez Cordero y Alejandro Gertz Manero.
Pero no sólo se han tratado de ocultar los temas de corrupción con estas cortinas de humo.
Cuando hay aumentos a la gasolina y los energéticos, López Obrador arma un show en la mañanera y para ello lo mismo se vale de Benito Bodoque, que de sus dotes musicales. En la desesperación lanzó acusaciones, “pausas” y reclamos a España.
En materia legislativa también utiliza esta estrategia. Con tal de acallar la flagrante violación a la Carta Magna que realizaron sus legisladores con el decreto para promover la Revocación de Mandato y hasta para presentarse en la inauguración de la obra del AIFA, López Obrador les ordenó que también avalaran la Ley Elektra para que él después, a su decir, la vetara, quedará como el salvador de los pobres ante los agiotistas y de paso, reencausar la conversación pública.
Ante las masacres que continúan en el país y los enormes problemas de inseguridad que aquejan a los mexicanos que vivimos fuera de la muralla del Palacio Nacional, Andrés Manuel eligió golpear a la prensa, un día sí y otro también, aunque eso lleve a incrementar el número de atentados y asesinatos de periodistas en México.
A este puñado de ejemplos se suma lo acontecido en días recientes con el tema del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles donde no se transparentó el costo real de la obra, no se dijo cuánto falta para terminarla, se ocultó hasta el extremo la falta de accesos a la “Central Aérea” y se dijo que era internacional cuando sólo tendrá un vuelo único a Venezuela.
Para tapar este cerro de irregularidades, el presidente y su equipo de comunicación encontró en las fotografías de la venta de tlayudas y souvenirs de AMLO al mejor aliado.
Los temas de fondo del AIFA fueron enterrados en la mañanera con un simple comentario en donde Andrés Manuel nuevamente dividió a los mexicanos y llamó “clasistas y racistas” a quienes prefieren una hamburguesa al platillo mexicano.
Lo delicado de las cortinas de humo es que al final también son problemas que reflejan el pésimo gobierno de la 4T que cada día nos arrastra más a un pozo sin fondo.